¿Puede Jon Rahm ganar un ‘major’? Él lo tiene claro, y no parece partidario de ponerse límites: “Para mí sería bonito ganar los cuatro grandes”. Es una de las frases que reciben al visitante en su página web oficial, y las hay aún más rotundas: “Quiero ser parte de la historia del golf”.

Para grabar su nombre junto al de los más grandes de su deporte, pocos escenarios más propicios que el Augusta National Golf Club (Georgia, Estados Unidos), el hogar de The Masters, que le examinará a partir del jueves. El jugador de Barrika, de 23 años, es sin duda la gran esperanza en el futuro del golf español y europeo. A sus 23 años, es una de las apariciones más sorprendentes y agradables de los dos últimos años. Su tránsito de la universidad al profesionalismo vino acompañado de golpes sorprendentes y triunfos que le colocaron entre los aspirantes a dominar el circuito en muy pocos años.

En este 2018 suma ya una victoria (el CareerBuilder) y pese a que no estuvo muy acertado en el Campeonato del Mundo Match Play sigue siendo uno de los favoritos para Augusta, donde jugará por segunda vez. Un triunfo podría tener doble premio, ya que le auparía al número 1 del mundo siempre que Dustin Johnson no quedara entre los ocho primeros del torneo y Justin Thomas, entre los tres mejores. De hecho, el propio Thomas también opta a liderar el ranking si se enfunda la chaqueta verde, al igual que el ganador de 2015, Jordan Spieth.

“Claro que me haría mucha ilusión que Sergio me vistiera con la chaqueta verde, pero si no es este año habrá más Masters donde podré intentarlo”, asegura. “Lo cierto es que sí me veo con capacidad de poder ganarlo algún día y, si no, hay otros ‘grandes’ como el US Open, el British o la PGA. Aunque, si he de ser sincero, sueño con esta edición del Masters de Augusta”.

Rahm lleva más de 20 torneos como profesional en los dos últimos años. Su trayectoria es bestial para un ‘novato’ ya que sólo dos veces se quedó sin pasar el corte. Casi siempre -en 14 ocasiones, para ser exactos- ha estado entre los 25 mejores. Ha alcanzado el número 3 del mundo en un año natural como profesional y ha ganado torneos en los que algunos que llevan toda la vida jugando ni tan siquiera han estado en el fin de semana aspirando a vencer. Por eso está entre los favoritos de las casas de apuestas americanas. También porque quienes han seguido su evolución conocen su calidad y su fortaleza mental.

Rahm ha trabajado muchísimo algunos factores muy necesarios para llegar lejos en el golf. Quienes le vieron jugar sus primeros hoyos, primero en Vizcaya y luego en el resto de España, cuentan que muy a menudo se enfadaba consigo mismo y lo pagaba con su material deportivo. Más de una y de dos veces le descalificaron en torneos infantiles y juveniles por sus enfados. Para resolverlo, ha tenido que trabajar mucho la mente. Ha aprendido a controlar los nervios tras un mal golpe y lleva años corriendo emociones y defectos contraproducentes en un profesional. Sus gestos en el US PGA del año pasado, según el jugador y su entrenador, ya son historia. Ahora se le ve más tranquilo por el campo, incluso cuando falla golpes teóricamente fáciles. Mentalmente es más fuerte. Augusta es un lugar inmejorable para demostrarlo.

La prueba de que intenta mejorar día a día en aspectos inimaginables para los aficionados es un párrafo de su blog en la página de la Federación Vasca de Golf: “Estoy contento con la temporada ya que todo funciona correctamente, pero antes de Augusta estoy trabajando en un objetivo concreto. Quiero mejorar la conexión entre mis abdominales y mis caderas, algo para lo que también son muy importantes los glúteos. Ahí estoy centrando mi trabajo. Hay veces en que todo esto no se encuentra alineado y es cuando tengo algunos problemas desde el tee. Así las cosas, con el plan de trabajo que me he puesto en estas semanas la idea es experimentar un cambio físico notable. Espero que se puedan ver los resultados pronto".