Fernando Alonso ha tomado su duodécimo avión en este 2019 para poner rumbo a Sebring (Florida, Estados Unidos), donde se va a disputar la siguiente prueba del Mundial de Resistencia. El asturiano se pondrá el mono de faena para realizar unas vitales jornadas de pruebas en un circuito en el que tendrán que defender el liderato y que no conocen.

Sebring es uno de los circuitos clásicos de los sport-prototipos y la resistencia en general, pero tanto para Alonso como para Toyota será territorio inexplorado: ninguno de los dos han corrido aquí. El equipo nipón no ha competido aquí, ya que en la edición de 2012, último año en el que Sebring albergó una carrera del WEC, Toyota no se inscribió.

Desde el circuito han presumido de la visita del Toyota Gazoo Racing, el equipo líder y gran favorito para la victoria del próximo mes de marzo.

Alonso y el resto de pilotos del equipo rodarán entre martes y jueves para ponerse a punto en el circuito americano. Sebring tiene peculiaridades que hacen imprescindible tener kilómetros a sus espaldas, ya que está considerado como uno de los más duros del mundo. Muy bacheado, con varias rectas largas y también varios desniveles, que requieren una gran destreza.

El equipo tiene previsto realizar incluso un ensayo de carrera, que les permitirá rodar de noche, y se esperan más de 30 horas de pruebas.