El Sevilla, con la preocupación de su racha de malos resultados como visitante, afronta este jueves la vuelta de los dieciseisavos de final de la Europa League con ganas de hacer valer el 1-0 de la ida, aunque el Borussia Mönchengladbach alemán está convencido de su potencial para remontar la ronda.

Los alemanes llegan al partido de vuelta tras lograr un empate agónico ante el Hamburgo (1-1), que le permitió mantenerse en la tercer lugar de la Bundesliga lo que representaría la clasificación directa a la Liga de Campeones.

Aunque la clasificación a la Liga de Campeones es la prioridad del Gladbach en esta temporada, también está el anhelo de llegar lo más lejos posible en la Europa League.

Tras la derrota en la ida por la mínima diferencia, el equipo cree que sus posibilidades todavía están ahí y que la eliminatoria se decidirá mañana en el Borussia Park.

El Villarreal visita al Salzburgo, en la vuelta de los dieciseisavos, con el objetivo de marcar al menos un gol que contribuya a hacer valer la victoria, por 2-1, que el equipo castellonense logró en casa la semana pasada.

Lo que intentará evitar un Salzburgo que confía en dar la vuelta a la eliminatoria apoyado en sus seguidores, que llenarán los casi 30.000 asientos de su estadio. No obstante, es conscientes de que deberá superar ciertos contratiempos defensivos.

El Athletic recibe este jueves al Torino, en San Mamés, con la intención de hacer valer su tradicional poderío ante su afición, el 2-2 de la ida en el Olímpico turinés, y confirmar la historia de las visitas italiana a Bilbao, para plantarse en los octavos.

Al equipo de Ernesto Valverde le ha cambiado la cara en solo una semana, precisamente tras lograr el jueves en Turín un empate que por momentos amenazó con goleada en contra, pero que al final pudo ser hasta una victoria. Luego, se impuso el domingo, de forma agónica pero merecidamente, a última hora al Rayo Vallecano en Liga española.

Con ello, el Athletic ha ganado cierta tranquilidad liguera y puede concentrarse mejor en una eliminatoria que tiene en ventaja (valor doble de los goles en campo adverso en caso de empate final) y en la que, a las buenas sensaciones que emite al conjunto, suma las de saber que en ninguna de la ocho veces que equipos italianos han visitado San Mamés han ganado.