La noticia en el Vicente Calderón no fue ni las numerosas lesiones que sufrió España (hasta tres), ni el empate in extremis de Francia. La noticia fue que 'la roja' perdió el centro del campo, eso que tanto cuida Del Bosque.

España dejó de ser España en la segunda parte, tras un dominio (casi) abrumador en la primera.

¿Qué virtudes perdió España? ¿Cuáles son las claves para que el partido diera un vuelco y dejara a España contra las cuerdas?

Doble pivote. La figura del doble pivote se antoja indispensable para esta selección construida alrededor de este esquema de juego. Sin él, el partido se vuelve loco y es ahí donde no anda cómodo el conjunto de Del Bosque. España se desquebrajó en la segunda parte por la zona en la que siempre es más fuerte, el centro del campo. Sin Busquets —central por las numerosas bajas— apoyando a Xabi Alonso y el paso adelante de los galos tras el descanso, España no supo mantener el equilibrio y perdió su baluarte.

Cambios. A pesar de contar en el campo con Iniesta, Xavi, Alonso y Cesc, 'la roja' perdió el balón y no fue capaz de recuperarlo. Y los cambios no ayudaron. Ni Cazorla, ni Torres —en su vuelta al Calderón cinco años después— aportaron soluciones.

Cansancio. El cansancio hizo mella a una selección poco acostumbrada a correr tras el contrario. Más que bajón físico, fue la sorpresa de verse corriendo tras los galos.

Fallos puntuales. Tampoco ayudaron algunos fallos de jugadores que están en un gran momento. Cesc pidió el penalti que pudo poner la sentencia en el marcador y lo falló. Y en el último minuto del partido, Juanfran perdió un balón en una zona prohibida que, a la postre, supuso el empate del los galos.