La peor España apareció el día más inoportuno. Un empate bastaba para amarrar el liderato del Grupo E de la Eurocopa, pero Croacia aprovechó los errores de la Roja atrás (2-1) para condenarla a un camino durísimo: Italia en octavos y por el mismo lado del cuadro que Alemania, Francia e Inglaterra.

Del Bosque no quiso arriesgar ni lo más mínimo y con la alineación mandó un mensaje claro: no había que reservar absolutamente nada. Apostó por el mismo once que tan buen resultado dio ante checos y turcos, sabedor de la importancia de ser líderes de grupo, con el premio de tener un camino mucho más cómodo en el objetivo de lograr la tercera Eurocopa seguida.

El partido, además, no pudo empezar mejor. David Silva tiró de fantasía para inventarse un pase al hueco solo al alcance de los elegidos y el balón le llegó a Cesc, que regaló el gol a un Morata que no tuvo más que empujar el balón.

Pese a la tranquilidad que debía dar un gol en el minuto 7, nada más lejos de la realidad. Croacia demostró que, aun sin Modric, es un gran equipo y apretó las clavijas a España. Primero fue un disparo de Kalinic que repelió bien De Gea, y después en un error del portero, que se confió con el balón en los pies y perdió el balón, una vaselina de Rakitic se estrelló en el larguero y en el palo.

España solo consiguió dominar el partido por tramos, los errores en el pase fueron esta vez más frecuentes, y el choque siempre estuvo de lo más abierto. Tuvo España varias llegadas peligrosas, pero también la tuvieron los croatas, y en la última jugada de la primera mitad una buena acción de Perisic en la banda izquierda la remató Kalinic de espuela al fondo de la red.

Las buenas sensaciones de la selección española en la Eurocopa nunca aparecieron en la segunda mitad. Pese a que el balón era de los de Del Bosque, no así el control del juego, que era croata.

La tensión era máxima, y saber que un gol dejaba a España segunda afectó en exceso. Sin embargo, pudo llegar el segundo tanto cuando Silva cayó en el área y el árbitro interpretó que hubo penalti. Sergio Ramos fue el encargado de lanzarlo, pero Subotic adivinó su intención y lo detuvo para dar a los croatas esperanzas.

Se dedicó España a mover el balón sin demasiada intención, y en un contragolpe fulminante el balón le llegó a Perisic, que fusiló a un De Gea que quizás pudo hacer más.

El combinado español estaba desorientado, sin capacidad de reacción, el golpe había sido demasiado duro. De tener un camino de lo más cómodo a cruzarse en octavos con Italia y estar en el mismo lado del cuadro que Alemania, Francia e Inglaterra. Brutal.

Ahora solo hay una cosa clara: el camino para ganar la Eurocopa pasa por ganar a las mejores selecciones del mundo. Reto mayúsculo para la actual bicampeona.