El Príncipe Felipe y Rafa Nadal
'flipan' con Pau Gasol y compañía

  • El tenista de Manacor, con la acreditación colgada, y el príncipe Felipe parecían dos colegas en la grada de Pekín.
  • Por los altavoces, para que no faltara de nada, se escuchaba a todo volumen Bulería, bulería... de David Bisbal.
Nadal
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20minutos.es
Nadal
Nadal y el Príncipe disfrutaron de lo lindo en la victoria de España sobre Grecia (81-66). El tenista de Manacor, con la acreditación colgada, y Felipe parecían dos colegas en la grada. Incluso éste le propino una
colleja cariñosa cuando se despidieron. Ambos iban con polo rojo. Jaleaban
con entusiasmo las canastas del equipo nacional. Al final, el Príncipe aplaudió puesto en pie a los jugadores.

Por los altavoces, para que no faltara de nada, se escuchaba a todo volumen Bulería, bulería...de David Bisbal. Impresionante. ¿Qué hubieran puesto si hubieran ganado los griegos?

Era el estreno de Gasol&Cia en los Juegos Olímpicos y nadie se lo quiso perder. De hecho, Rafa cazó al vuelo la oportunidad. La lluvia suspendió su estreno en el torneo de dobles y fue raudo al Beijing Olympic Basketball Gymnasium. En la misma fila que ellos estaban también el presidente del COE, Alejandro Blanco, y el Secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky.

En el descanso, sonaban los Gipsy Kings a todo volumen. Nadal se hacia fotos con todo aquel que se lo pidiera, firmaba autógrafos...y no paraba de sonreír. Y el Príncipe departía distendidamente con los periodistas. Durante el encuentro, Nadal miraba concentrado. Muy concentrado, en ocasiones. Con la mano derecha apoyada en la rodilla y la izquierda, la buena, en la cara con gesto pensativo. Otras muchas veces comentaba alegre con los que le rodeaban.

El pabellón estaba prácticamente lleno. Los chinos, muy neutrales y educados, lo vitoreaban todo. Las canastas de Grecia. Y las de España. Los tapones, los tiros libres...

Había más azul que rojo en la gradas. Entre los griegos, dos grupos amplios, de unas 20 personas detrás de la canasta de España de la segunda parte. Le daban al tambor y vociferaban: "Hellas, Hellas, Hellas". Y se aplicaban con más cánticos.

Detrás del banquillo de Aíto es donde estaban los españoles, diseminados en varios grupos. Cinco o seis banderas rojigualdas. "España, España", se animan a gritar, de tanto en tanto. Esto no ha hecho nada más que comenzar y hay dosificar. ¡Que siga la fiesta. Hasta el oro!

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