Hubo un tiempo en el que el ciclismo portugués fue el principal destino de muchos corredores españoles que se quedaban sin equipo o no encontraban una oportunidad para alcanzar el profesionalismo. Mucha afición, muchas carreras y una buena infraestructura de equipos, eso sí,  de naturaleza modesta. Los tiempos han cambiado y la crisis y el dopaje también se ha dejado notar en el país vecino. Pero sigue habiendo buenos corredores compitiendo allí.

Es el caso de Eduard Prades, un ciclista tarraconense que llegó a ser profesional con el proyecto continental del Andorra-Grandvalira y que, desaparecida esta formación, no dudó en recalificarse como aficionado para volver a dar el salto. Esta nueva oportunidad le llegó de la mano de la formación OFM-Quinta da Lixa, quien el ficho esta temporada y para la que ganó la general final del Trofeo Joaquim Agostinho de Torres Vedras.

Prades alcanzó el liderato después de imponerse en la tercera y última etapa con final en el alto del parque Eólico de Carvoeira, una subida catalogada de segunda categoría por los organizadores a 315 metros de altitud. Prades cimentó su éxito con un ataque a falta de unos 15 kilómetros para la línea de meta, dándole continuidad a un ataque de Mario Costa, hermano del cotizadísimo Rui Costa que viene de ganar dos etapas en el Tour 2013. Un tirón al que no pudo responder el líder en la salida, el también español Jon Larrinaga (Euskadi), ganador de la penúltima etapa.

La general final de la prueba lusa que honra la memoria del gran ciclista portugués quedó con Prades al frente seguido de los portugueses Edgar Pinto (Aluminios Antante) y Henrique Casimiro (BIC-Carmin), a tan solo un segundo del catalán."Estoy muy contento porque es mi primera victoria como profesional y también la primera carrera por etapas que ganó", indicaba Prades.