Si el viernes lo mencionábamos tras conocer los resultados de la primera clasificación del año, este sábado lo podemos reafirmar sin miedo a equivocarnos: la vida sigue exactamente en la Fórmula 1. Max Verstappen se llevó la primera victoria del año en el Gran Premio de Bahréin, la octava consecutiva y la 55ª de su carrera, imponiendo un ritmo infernal con el RB20 que dejó a años luz a su propio compañero, un 'Checo' Pérez que fue segundo y que administró bien su ventaja sobre Carlos Sainz, tercero de muchísimo mérito y con un claro mensaje a la cúpula de Ferrari.

El piloto madrileño le ganó la partida a Charles Leclerc y demostró más ritmo y más actitud que el monegasco, al que superó sobradamente en pista hasta en dos ocasiones, estrenando su última temporada con Ferrari por todo lo alto y reivindicándose para el futuro. Habrá muchos ojos puestos en el asiento que quedará libre en Mercedes, y su nombre estará seguro en la terna de candidatos.... junto al de Fernando Alonso.

Duele tener que admitir la realidad tras las expectativas creadas en torno al AMR24, y eso que el asturiano lo avisó antes de la carrera, que el simulador les otorgaba la novena posición, pero enfrentar un debut así de desastroso no es plato de buen gusto. Así finalizó efectivamente el bicampeón del mundo, en una puesta en escena absolutamente decepcionante de Aston Martin, a años luz de distancia de sus supuestos teóricos rivales, los Mercedes y los McLaren que ocuparon de la quinta a la octava posición entremezclados entre sí tras muchas batallas: Russell, Norris, Hamilton, Piastri.

El rey Juan Carlos I presencia la primera carrera de Fórmula 1 en Bahréin

La carrera en sí no tuvo mucha miga, más allá del picante que le intentó poner un Sainz muy inspirado, que partía cuarto, y un 'Checo' Pérez que lo tenía más fácil que él partiendo quinto con el RB20. Pasaron con cierta facilidad, apenas unos giros después del inicio, tanto a Russell como a Leclerc, con menos ritmo que el piloto madrileño. 

Alonso, que partía sexto y pese a su pronóstico parecía que encontraría la manera de brillar, se las tuvo también con Sainz en la salida pero no le pudo pasar, quedó frenado hasta en tres ocasiones, y poco a poco fue cayendo hacia atrás y dejando claro en qué punto está realmente Aston Martin.

Es complicado y desaconsejable sacar conclusiones de manera precipitada en la primera carrera del año, y más viendo como se desarrolló después la temporada en 2023, pero el mazazo de realidad y dudas en comparación a la presentación en esta misma pista de Sakhir la pasada campaña hace temblar la confianza en Aston Martin y que la opción de dar el salto a Mercedes en 2025 cobre más fuerza que nunca. Es muy pronto, aun así, y si algo merece la escudería británica precisamente tras lo vivido en el último campeonato es un voto de confianza.

El espectáculo no acompañó en exceso a la anticlimática actuación de Aston Martin, a veinte segundos de sus rivales. Ni siquiera funcionó la opción de utilizar el DRS desde la segunda vuelta, implementada para evitar que Verstappen se escape antes de tiempo, ni hubo un Safety Car que relanzase la carrera, ni los bailes en boxes supusieron emoción alguna, salvo alguna pelea puntual entre Russell y Leclerc. De hecho, Alonso optó por parar más tarde e incluso tuvo que remontar para conservar esa novena plaza, pero su gran ritmo final no sirvió para más.

Así arrancó un nuevo Mundial en el que, si nada ni nadie lo remedia, Max Verstappen podría emular a Sebastian Vettel ganando cuatro campeonatos consecutivos con Red Bull... y con suma facilidad. La gran esperanza no existe por el momento, y ni siquiera un buen Ferrari puede soñar ahora mismo con mirar a la cara a la escudería austríaca. Por fortuna, el año es muy largo y la Fórmula 1 siempre encuentra la manera de reinventarse, de sorprender y de emocionar. Próxima cita, el sábado 9 de marzo de Jeddah, Arabia Saudí.