El fútbol es el deporte rey, el más practicado y seguido del mundo, pero más allá de incorporaciones como el VAR o de cambios sutiles como la ampliación a cinco sustituciones por encuentro, sus normas básicas llevan décadas sin cambiar. Muchos han denunciado esta situación, debido en algunos casos a la pérdida de interés de los más jóvenes, en otras a lo táctico, físico, rígido y en muchas ocasiones aburrido que se está volviendo, y por supuesto a nivel polémico, con los árbitros cada día más señalados y equipos y aficionados más descontentos.
Pese a todo, su popularidad sigue siendo intocable, pero urge reformular algunos de sus puntos débiles. Muchos lo han intentado o lo han planeado, como el ex entrenador Arsene Wenger, y diversas propuestas como el juego a reloj parado han ido yendo y viniendo sin llegar a concretarse. Es muy difícil, por tanto, que el fútbol realmente cambie, pero ese momento histórico está más cerca que nunca.
Según han adelantado diversos medios a nivel internacional, la International Football Board Association (IFAB), el organismo que rige y vela por las normas del balompié, se plantea seriamente introducir una tercera tarjeta, además de la amarilla y la roja, para sancionar en tres intervalos de gravedad y con sanciones a la medida las faltas que cometan en el futuro los futbolistas.
Se trata de la denominada 'tarjeta azul'. Una cartulina destinada a sancionar las famosas 'faltas tácticas', esos agarrones que cortan contragolpes o esas entradas a destiempo que buscan cortar una acción sin jugar el balón; pero fundamentalmente concebida para penalizar a los jugadores que acosen, atosiguen y se reiteren en sus protestas y aspavientos a los árbitros o cometan algún tipo de desconsideración hacia ellos.
Terrenos pantanosos en los que la interpretación dejará de existir como tal, ya que la tarjeta azul permitirá disponer de un nivel intermedio de sanciones con el que expulsar de manera temporal, durante diez minutos, al infractor. Una forma sencilla de mejorar la justicia sobre el césped, de proteger a los colegiados, y de aderezar el espectáculo y agitar la coctelera en partidos atascados sin ocasiones ni goles.
De todos esos factores, el que más ha influido la iniciativa ha sido el de limitar las protestas que reciben los árbitros en cada partido, que van en aumento en todas las categorías y por la menor discrepancia con sus decisiones. Quedando fuera durante diez minutos, los jugadores lo pensarán dos veces antes de lanzarse a gritar o gesticular en la cara de los colegiados, que podrán ejercer con menos presión su labor.
"Hemos identificado el mal comportamiento de los jugadores como un problema grave para el fútbol. Estamos examinando qué podemos hacer mediante cambios en la reglas del juego. Una expulsión programada podría ser un elemento disuasivo mayor que una advertencia. También hay mucho interés por parte de varias partes interesadas en la idea de que sólo el capitán puede acercarse correctamente al árbitro", declaró Lukas Brud, miembro de la IFAB, para explicar sus motivaciones detrás de la nueva medida.
Para ir adelantando trabajo y salir de duda, las 'tarjetas azules' se han implementado y se han estado probando durante esta temporada en categorías inferiores del fútbol galés y sueco, con resultados más que aceptables mientras se va perfeccionando su protocolo de aplicación y de actuación. Un color, el azul, escogido para poder diferenciarla de manera clara del rojo y el amarillo, ya que, en un principio, se pensó que fuesen naranjas.
Se rumorea que podrían probarse en la próxima edición de la FA Cup en Reino Unido, pero ni la Eurocopa ni la nueva Champions que arrancará en 2024 contarán con ellas en principio. Todo dependerá, realmente, de la reunión prevista para este mismo viernes sobre los nuevos protocolos de la tarjeta, y en especial de lo que suceda en el congreso anual de la IFAB, que tendrá lugar el próximo 2 de marzo. Si se aprueba, será quizá el mayor cambio en la historia del fútbol desde que se introdujesen precisamente las primeras tarjetas, las que están vigentes, que se introdujeron en el Mundial de 1970.
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