El Barça ha tocado fondo tras caer en casa con una manita en contra ante el Villarreal. Un varapalo enorme para equipo y afición después de remontar un 0-2 inicial en contra, pasando a ponerse por delante incluso para que Guedes empatara en los minutos finales. Reparto de puntos justo que, para mayor desgracia culé, también pudo decantarse a su favor en el descuento con la polémica del fin de semana antes de servir como sentencia al proyecto de Xavi Hernández.

Con el tiempo reglamentario ya cumplido, un centro de Gundogan se topó con el codo de Comesaña de espaldas dentro del área. Soto Grado no lo dudó y señaló penalti, pero un runrún comenzó a recorrer el terreno de juego ante la demora en lanzar la pena máxima. Avisado por el VAR, el colegiado acudió raudo a la pantalla, y comprobó la legalidad de la acción.

No era la primera intervención del VAR en el partido, y tampoco menos polémica que la anterior del gol anulado a Gerard Moreno. En este caso, fue una mano de las más polémicas que se vayan a recordar en los próximos años por la tesitura en la que se encontraba el encuentro y la magnitud de sus consecuencias para los implicados. Según el reglamento, la mano de Comesaña no era merecedora de infracción debido a su cercanía con el cuerpo, y así lo hizo saber el árbitro, corrigiendo su decisión y sellando muy probablemente el destino de Xavi.

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El entrenador culé reaccionó de forma visceral al cambio de parecer del trencilla, y dejó en ese instante una imagen y unas palabras que le podrían costar muy caro. Una expresión que reiteró dos veces, alto y claro, como si el enfado de lo que estaba por venir, los goles de Sorloth Morales, le hubiese querido advertir también de lo que pasaría.

"Una vergüenza, una vergüenza", espetó el de Terrassa a las cámaras de la retransmisión televisiva de DAZN, que captaron además el momento en el acto, en directo para España y buena parte del mundo. Unas palabras que han causado mucho revuelo en redes sociales, unos dando la razón a Xavi, otros rebatiendo su actitud, y que le acarrearán presumiblemente una sanción ejemplar tras una noche que ha supuesto un golpe casi mortal y definitivo a su estatus como entrenador culé.