El Real Madrid se mete en la final de la Supercopa tras tumbar al Atlético en un trepidante derbi

Brahim festeja con Arda Guler el quinto gol blanco en el derbi.
Brahim festeja con Arda Guler el quinto gol blanco en el derbi.
FAYEZ NURELDINE
Brahim festeja con Arda Guler el quinto gol blanco en el derbi.

El Real Madrid jugará la final de la Supercopa después de superar al Atlético de Madrid (5-3) en uno de los derbis más apasionantes que se recuerda y que se decidió en una intensa prórroga. Llegó a estar contra las cuerdas el conjunto blanco, lastrado por los errores atrás en un partido que deja muy tocado a Kepa, pero se levantó con su habitual orgullo para lograr el empate cuando parecía estar ya derrotado y llevarse el choque con una jugada de mala fortuna colchonera. Fue un autogol de Savic lo que condenó a un equipo rojiblanco que murió con las botas puestas y recibió un castigo final con el tanto de Brahim.

La primera parte fue de poder a poder, con dos equipos mirándose a la cara y con ganas de saldar cuentas. El Atlético apretó arriba desde el inicio del choque y encontró el premio que buscaba. Samu Lino se sacó una rosca perfecta a la escuadra que se encontró con una grandísima parada de Kepa –que le ganó el pulso a Lunin por ser el portero titular–, pero en el córner posterior Mario Hermoso, inexplicablemente solo, remató a placer de cabeza para marcar.

Pese al gol, no se echó para atrás el conjunto rojiblanco, lo que dejó espacios para los contragolpes blancos. En tres de ellos cayeron jugadores madridistas en el área, dos veces Vinícius y una Rodrygo, pero Alberola Rojas –y tampoco el VAR– no estimaron oportuno señalar los 11 metros. Sin embargo, la respuesta rojiblanca no tardó en llegar y fue con una obra maestra de Griezmann. Agarró el balón en la zona de tres cuartos, tumbó a Modric, se fue del resto de la defensa y su derechazo batió a Kepa.

Así, el francés superó por fin a Luis Aragonés como máximo goleador histórico del Atleti, aunque no serviría de mucho a la postre. Poco a poco, el Madrid fue empujando al Atlético hacia su área y el hiperactivo Bellingham forzó un córner que precedió al empate. Fue Modric el que lo botó, y en una jugada casi idéntica a aquella inolvidable de Lisboa en 2014 llegó el testarazo a las mallas de Rudiger para empatar.

Pese a un remate de cabeza de Morata que detuvo plácidamente Kepa, el partido se había decantado totalmente hacia el lado de los de Ancelotti, que se lanzaron a por el segundo tanto. Rodrygo avisó con un remate que se encontró con Oblak y poco después llegó el premio a la insistencia madridista. Carvajal centró y Mendy –sí, Mendy– con un toque sutil con el exterior desvió el balón lo justo para mandar el balón a la red. Pudo haber hecho el tercero el Madrid en una gran jugada individual de Rodrygo dentro del área, pero se encontró con un paradón inverosímil de Oblak para mandar el partido igualado al descanso.

Si la primera parte fue frenética, la segunda fue pausada y más ajustada al guion que se esperaba. El Madrid cogió el balón y el mando del partido, el Atlético se parapetó atrás y las ocasiones claras apenas existieron. Un error de Dani Carvajal casi lo aprovecha Samu Lino, pero su remate se fue desviado por no demasiado, mientras que Carvajal y Rodrygo se encontraron con un seguro Oblak.

Con el Madrid mandando y el Atlético esperando el error rival... este último llegó. En un balón colgado de los que son del portero, Kepa expuso sus dudas y no atrapó el balón en su pugna con Morata... y el esférico se coló en la meta tras el toque del portero. El gol absurdo de la jornada que adelanta el debate que se viene en la portería madridista.

Ancelotti fue con todo entonces: Camavinga y Brahim al campo y los blancos en busca del empate con diez minutos por delante. Fue realmente un asedio, motivado por la desesperación madridista, pero dio resultado. Vinícius se internó por la izquierda y su disparo se encontró con Oblak, un doble remate de Bellingham –ya sin portero– se encontró con dos piernas rivales y finalmente Carvajal soltó un cañonazo que puso el empate.

Estaba desatado el Madrid, al que Brahim le cambió la cara en ataque, en busca del cuarto ante un Atlético asfixiado, pero que aguantó: el choque se iba a la prórroga. En el tiempo extra, el partido era claramente blanco, con los colchoneros ya fiando su suerte a una hipotética tanda de penaltis. Pero no hubo lanzamientos: una arrancada de Carvajal, decisivo, no lo pudo rematar Joselu pero Savic se metió el balón en su propia portería.

Se volcó entonces el Atlético, con Oblak incluido, y su atrevimiento recibió el castigo del quinto gol, cuando Brahim le ganó la carrera al esloveno para hacer el quinto y definitivo a puerta vacía. Celebró por todo lo alto el conjunto blanco, y eso que solo era la semifinal, pero llevarse la victoria en una oda al fútbol como este derbi madrileño en tierras árabes era motivo suficiente. Sobrevivieron a la locura, y ya esperan rival en la final.

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Real Madrid - Atlético de Madrid, en directo: resultados, goles y última hora de las semifinales de la Supercopa
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