Un nuevo prodigio está asombrando al mundo del deporte. Se llama Luke Littler, nació en la localidad inglesa de Runcorn y con solo 16 años está desde este martes clasificado para la final del Mundial de Dardos después de haber sido verdugo de uno de los ocho cabezas de serie en las 'semis'.

El joven británico tumbó con un contundente 6-2 a Rob Cross, último jugador en proclamarse campeón del mundo en su debut. El de Pembury lo logró en 2018, cuando tenía 28 años, doce más que Littler, que en la final de este miércoles podría convertirse en el campeón más joven de la historia del Mundial si vence a Luke Humphries, tercer cabeza de serie.

De momento, su nombre será siempre recordado en los anales de los dardos, porque en su camino en la competición ha derrotado a otros dos campeones: los holandeses Christian Kist y Raymond van Barneveld. Y, pase lo que pase, ya es el jugador más joven en ganar un partido de un campeonato del mundo, alcanzar las semifinales y meterse en la final.

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"Probablemente voy a tener que jugar el partido de mi vida... para tener una oportunidad", ha apuntado Humphries sobre el duelo que le espera contra el prodigio de los dardos en la esperada final, cuyo ganador se embolsará más de 576.000 euros.

La historia de Littler

La precocidad con los dardos le viene a Luke Littler desde la cuna, casi literalmente hablando, pues la primera vez que lanzó un dardo tenía apenas 18 meses. Para cuando cumplió siete años, ya se había pasado a las dianas profesionales. Y con 11 jugaba en categoría sub-21 en su equipo en Chesire. En cuanto a títulos: el de Runcorn ganaba a niños cuatro años mayores  en todas las competiciones, según recoge el diario Marca.

Ahora, con 16, está a un paso de ser campeón del mundo y ha ganado ya más de 230.000 euros. Pero no por eso cambiará su rutina diaria: "Por la mañana voy a por mi tortilla de jamón y queso, más tarde una pizza y después a practicar sobre el tablero".

Su espectacular irrupción en el Mundial también le ha convertido en toda una celebridad en Reino Unido y ha provocado que equipos de la Premier League como el Arsenal y el Tottenham le regalen entradas para sus partidos.