Antoine Griezmann se marchó este sábado de Balaídos con el balón del partido. El francés volvió a maravillar en Liga haciendo un hat-trick ante el Celta de Vigo (0-3) que significó la victoria del Atlético de Madrid, que se acerca peligrosamente al Real Madrid con un partido aún por jugar.

Un penalti, un gol 'sin querer' y un tanto llegando en segunda línea de remate fueron las obras del delantero, reconvertido a 'todocampista' en la alineación del Cholo Simeone, para meter presión a Jude Bellingham en la tabla de máximos goleadores —el inglés suma ocho en nueve partidos, por los siete de 'Grizzi'—.

Es el segundo tanto el que tiene una historia detrás, tal y como confesó el propio Griezmann después del partido. Y es que la intención del '7' no era marcar su segundo gol del partido, sino asistir a Álvaro Morata, que ya se había colocado a la altura del punto de penalti.

El atacante francés arrancó con el balón en su propio campo y protagonizó un eslalon que despertó la sorpresa del público mientras dejaba atrás rivales. Cuando parecía que ya perdía el cuero, el rebote le favoreció y pisó área. Lo siguiente que pasó es que el cuero se coló en la red ante la incredulidad de Vicente Guaita.

Ni el propio Griezmann, que se quedó sentado sobre el césped, podía creérselo. "Por eso le pido disculpas [a Morata], quería centrar y es la derecha y podía ir a cualquier lado. Las rachas de los delanteros son así, hay que aprovecharlas", dijo riendo el delantero.

Los tres goles del galo sirvieron para que el Atlético haya dormido a tres puntos del Real Madrid y con un partido menos —el aplazado ante el Sevilla—, aunque el atacante de Les Bleus ha querido rebajar la emoción: "Estamos muy bien, con confianza, pero la liga es muy larga y ahora tenemos otro partido en tres días".