Luis Rubiales tuvo que dimitir hace unos días de forma irremediable después de ser suspendido por la FIFA como presidente de la Real Federación Española de Fútbol por el beso a Jenni Hermoso en la entrega de medallas del Mundial femenino. Sin embargo, esa ha sido únicamente la gota que ha colmado el vaso de los escándalos del dirigente motrileño.

Otro de los asuntos polémicos dentro su mandato al frente de la RFEF fue el traslado de la Supercopa de España a Arabia Saudí durante mínimo un periodo de 10 años. Un acuerdo cargado de irregularidades, y no sólo por haberse llevado una competición nacional al extranjero por una millonada, pues el expresidente del fútbol español completó el movimiento utilizando como intermediaria a la empresa Kosmos, propiedad de Gerard Piqué.

El problema, más allá del posible conflicto de intereses por la relación preexistente a nivel personal y profesional entre Rubiales y Piqué, fue que el exfutbolista negoció unos términos por los que tanto la RFEF como él a título personal recibirían más comisión del gobierno saudita siempre que Real Madrid y Barça participasen en la Supercopa. Todo ello, claro está, mientras seguía siendo jugador en activo para los azulgrana.

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Una situación que desconocían los clubes participantes en las diversas ediciones del trofeo, ajenos a la comisión que Piqué se aseguraba de percibir por sus servicios de intermediación. De hecho, según el diario El Mundo, que ha tenido acceso a mensajes de Rubiales con directivos blaugranas, el expresidente de la Federación ideó un plan para ocultar las primas a Piqué incluso al que era por entonces su propio club.

Así, Rubiales habría convencido al Barça para jugar la Supercopa de España en Arabia Saudí sin detallar que uno de sus capitanes ingresaría más dinero que el propio club por su participación en la organización del torneo. Una comisión de 24 millones de euros para Gerard Piqué, más concretamente, muy por encima de los 8 millones que prometió el mismo Rubiales al Barça si aceptaba el cambio de ubicación y formato del campeonato. 

"Espero que estés contento al garantizar entre 6,8 y 8 millones para tu club", le escribió Rubiales a Óscar Grau, CEO del Barça en aquella época, sólo tres días después de rubricar el acuerdo con el país árabe, el 14 de septiembre de 2019. Unas condiciones que, por supuesto, el Barça aceptó como el resto de equipos interesados, más aún si cabe teniendo en cuenta su delicada situación financiera.

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Una vez Rubiales terminó de detallar todas las condiciones, el propio Óscar Grau le confirmó la aprobación del Barça a los cambios en el torneo: "Os quiero felicitar por el cambio de formato, puesto que es bueno para la promoción del fútbol español, para su difusión y, también, beneficioso para los clubes participantes. Quedamos a la espera de futuros detalles para planificar bien la actividad. Asimismo, ya nos mandaréis el borrador de contrato para revisarlo y proceder a la firma". Todo ello, por supuesto, desde el más absoluto desconocimiento de lo que de verdad sucedía por detrás. 

Un comportamiento que, según desveló hace unas semanas Juan Rubiales, era habitual en su sobrino. El tío del exmandatario, que trabajó para él como jefe del Gabinete de Presidencia de la RFEF entre 2018 y 2020 ya aseguró hace unas semanas que la RFEF recibió una oferta muy atractiva de Qatar para disputar la Supercopa allí, pero que Rubiales quiso llevársela a Arabia para que Piqué cobrase sus comisiones, empleando la oferta previa como herramienta de presión contra los saudíes para mejorar las condiciones del acuerdo.