Dos currantes sin miedo al abismo: empieza la ascensión del Gasherbrum IV

En la foto izquierda la cara oeste, llamada el Muro Resplandeciente. En la foto derecha marcada con puntos rojos la todavía inescalada arista sureste de Gasherbrum IV.
En la foto izquierda la cara oeste, llamada el Muro Resplandeciente. En la foto derecha marcada con puntos rojos la todavía inescalada arista sureste de Gasherbrum IV.
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En la foto izquierda la cara oeste, llamada el Muro Resplandeciente. En la foto derecha marcada con puntos rojos la todavía inescalada arista sureste de Gasherbrum IV.

Está a punto de empezar una ascensión nunca antes hecha en una de las montañas más bellas del mundo y, a la vez, una de las más difíciles de escalar. Se trata de la "montaña bonita", como significa su nombre. Tantas historias únicas han ocurrido en ella, a casi ocho mil metros. La belleza majestuosa, el peligro que esconden sus aristas y paredes gigantescas, el ruido constante del viento feroz que quiere empujar al insignificante cuerpo humano hacia el abismo, el Sol que la convierte en un diamante brillante, el fracaso y el éxito, el amor que atormenta y a la vez alimenta durante toda una vida, las melodías y los espíritus donde el ser humano apenas es visible en el medio de la inmensidad. Todo esto es el Gasherbrum IV de 7.925 metros, también llamado Moravi IV, el decimoséptimo pico más alto del mundo, ubicado en el macizo de los Gasherbrums en el Karakorum de Pakistán.

Fue ascendido por primera vez hace 65 años por los legendarios alpinistas italianos Walter Bonatti y Carlo Mauri por la arista noreste. En 1985 fue testigo de una de las escaladas más impresionantes de la historia del alpinismo, cuando el inconformista polaco Wojciech Kurtyka y su compañero austríaco Robert Schauer, muy adelantados para su época, se atrevieron a hacer una ascensión en estilo alpino por la impresionante cara oeste por primera vez. Tras superar las mayores dificultades, llegaron a la antecima norte, cansados, justo cuando el tiempo empeoraba. Seguir hacia la cima principal cercana, unos metros más altos que la antecima, hubiera significado morir en el intento

Debido a la hipoxia y al cansancio, Kurtyka –según contó después- escuchaba cantar allí arriba a Barbra Streisand y a Santana tocando la guitarra. Las montañas altas son muy peligrosas de por sí, pero en esas condiciones, permanecer tantas horas cerca de los 8.000 metros y sin oxígeno embotellado, tras un esfuerzo físico brutal sobre un terreno tan complicado, probablemente hubiera acabado con la vida de estos dos hombres. Fueron los primeros que ascendieron la cara oeste, el Muro Resplandeciente, aunque no llegaron a pisar la cumbre principal del Gasherbrum IV.

Kurtyka estuvo atormentado durante mucho tiempo por no haber pisado la cima. Schauer, sin embargo, dijo que lo importante fue el camino en el mejor estilo posible. Pasó a la historia como una de las expediciones más inolvidables.

Hubo otros grupos que también se aventuraron en esta montaña. Entre ellos, por ejemplo, un equipo americano-australiano que en 1986 consiguió ascender hasta la cima por la arista noroeste. En 1997 un equipo surcoreano escaló la cara oeste por una línea diferente hasta la cima principal.

En estos momentos, la 'cordada de dos' más fuerte y unida de nuestros tiempos, formada por Dmitry Golovchenko y Sergey Nilov, tiene previsto iniciar su ascenso por la arista sureste, un lado inexplorado del Gasherbrum IV. Nilov y Golovchenko siempre se han lanzado a los abismos de máximo compromiso en estilo alpino. Los dos escaladores ya se han aclimatado hace unos días hasta los 7.200 m, y tras descansar durante un par de días, han tenido que decidir para cuándo programar el ataque a la cumbre final, que les va a tomar al menos dos semanas.

Siempre hacia arriba, de un tirón, cargando sus propias cosas y tiendas. Las condiciones meteorológicas no son muy prometedoras, por decirlo así. Es más, Dima (Golovchenko) ha dicho que después de consultar este tema con su amigo alpinista Denis Urubko (una de las figuras indiscutiblemente más fuertes de los ochomiles), han decidido que como los pronósticos de tiempo últimamente no aciertan en nada para esa zona, van a empezar el ascenso sí o sí. Han dejado un depósito en la ruta italiana y planean descender luego por allí.

Respecto a la aclimatación, Dima y Sergey tuvieron que pasar cerca del campamento base de los Gasherbrum I y II , y con mucha pena sacaron una foto del basurero en que han convertido el campamento los grupos comerciales que hace poco se retiraron de allí al final de julio. Nilov y Golovchenko escalan sin dejar huella. Probablemente tendremos noticias de ellos cada dos o tres días, si todo va bien. Sabemos que los dos no se achantan ante las dificultades. Hace pocos años, cuando intentaron realizar la primera ascensión de la cara Este del temido Jannu de 7.710 metros en Nepal, el mundo de la montaña estuvo en vilo durante todo el ascenso, y más durante el descenso de estos dos alpinistas. En aquella ocasión lograron abrir la cara Este, aunque por poco no llegaron a la cima. A base de unos pocos albaricoques secos se hacían algo de sopa cuando se les acabó toda la munición y encima los esperaba un descenso durísimo por otra ruta. Bajaron con vida y pudieron contarlo.

Dmitry Golovchenko en el documental 'The Wall of Shadows', dirigido por Elisa Kubarska
Dmitry Golovchenko en el documental 'The Wall of Shadows', dirigido por Elisa Kubarska
The Wall of Shadows

Dmitry Golovchenko y Sergey Nilov fueron galardonados ya dos veces con el prestigioso Piolet de Oro, pero no se consideran alpinistas profesionales. Aunque reciben algo de apoyo para la logística y el material de escalada, no viven de esto y hacen alpinismo por pasión. Son dos currantes, Dima trabaja de estadístico en una empresa, y Sergey es electricista que hace también trabajos verticales. Van ahorrando lo que pueden para poder pagar luego los permisos y el viaje a las montañas más altas y difíciles de la tierra. Consigan o no hacer la primera ascensión de la arista sureste, el simple hecho de intentarlo y bajarse con vida ya será un verdadero logro, porque como escribió Nietzsche una vez, "tiene valor quien contempla el abismo con ojos de águila, quien conoce el miedo y lo domina mirando al abismo".

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