La debacle de los 'supercromos' del PSG: Ramos, Messi, Verrati, Neymar y... ¿Mbappé?

la 'superplantilla' del PSG antes del arranque de uno de los partidos de la pasada temporada.
la 'superplantilla' del PSG antes del arranque de uno de los partidos de la pasada temporada.
AFP7 vía Europa Press
la 'superplantilla' del PSG antes del arranque de uno de los partidos de la pasada temporada.

La historia del fútbol está repleta de ejemplos de proyectos deportivos de ensueño que acabaron en desastre, de hecho se puede construir una amplia lista apenas juntando casos de estas dos últimas décadas. Del Real Madrid de 'Los Galácticos' se pasa al 'EuroMálaga' antes de llegar al último, el PSG de Al Khelaifi 2021/2022 y 2022/2023, que vive ahora la desbandada de unos 'supercromos' reunidos para la frustrada misión de levantar la Champions.

'Un grupo de mercenarios de élite para dominarlos a todos', ese ha sido el título de la estrategia de la dirección deportiva del PSG en las dos últimas campañas en las que ha habido de todo menos la gloria esperada. Nada podía sonar peor para cualquier entendido de fútbol europeo, para esos que han asistido a un espectáculo dantesco de los petrodólares con un plan que solo cabe en la cabeza de un 'pequeño jugón' a los mandos de un club en un videojuego.

Los escándalos, los millones derrochados y las luchas de egos taparon el poco fútbol de un club siempre a años luz de tocar la gloria europea, aunque todo eso parece llegar a su fin con el adiós de las vacas sagradas de un vestuario impracticable y el aterrizaje de un líder incontestable, el general Luis Enrique Martínez.

Lionel Messi fue el primero, el crack argentino ya es veterano y sabe donde no pisar en esta macroindustria que él ha liderado durante décadas con sus regates y goles imposibles. El '10' escapó de un Barça en ruinas y se llenó los bolsillos sin preocuparse por nada más que por alzarse con la Copa del Mundo. Logrados los objetivos, Messi no dio lugar ni al 'culebrón salida' ni al 'culebrón retorno a Barcelona', acabó su contrato y a principios del verano ya posaba con la elástica rosa del equipo de Miami. 

Algo similar ocurrió con Sergio Ramos, quizás la superestrella más rentable sobre el césped tras la recuperación de la lesión sufrida en sus últimos días como madridista. El camero cumplió en el césped, también se llenó los bolsillos y ahora busca con calma un lugar donde cerrar su carrera deportiva alejado de los focos.

Los dos jugadores procedentes de LaLiga demostraron más su veteranía en sus respectivas operaciones de salida que en el campo, situaciones totalmente diferentes a los de los jóvenes alocados que tantos dolores de cabeza genera en las oficinas del Parque de Los Príncipes: Neymar, Verratti y... Mbappé.

El italiano lleva todo el mercado de fichajes buscando una salida, Arabia le tentó, pero parece que no lo suficiente. La situación de Marco no es la ideal, pero el jugador la lleva con la misma discreción con la que dirige los partidos desde la medular, sin los titulares escandalosos habitualmente protagonizados por Neymar.

Lo del brasileño vuelve a los derroteros habituales después de unos meses de calma favorecidos por su lesión. Así, si el pasado año insistió en quedarse a pesar de la intención del club de buscarle salida, este año cambian las tornas y es el futbolista el que se habría plantado para no seguir a pesar de la intención de Luis Enrique de exprimir sus últimas gotas de fútbol... si es que le queda alguna. Lo más complicado de su caso es encontrarle nuevo destino, pero parece que ahora sí, el club va a hacer todo lo posible para lograrlo, pues ya le habrían comunicado que no vestirá más la camiseta del PSG.

Esta sucesión de casos ya es prueba sólida de la debacle del superproyecto Champions, pero todavía hay que añadir a la lista el 'caso Mbappé'. Cada día que pasa aleja más las posibilidades de un acuerdo entre el futbolista que sueña con cumplir contrato y volar gratis a final de temporada y el club que quiere exprimir hasta el último céntimo de la venta de su estrella. La cuerda está muy tensa, y la resolución podría llegar tan pronto como quiera el jugador.

La limpia ha acabado con la magnificente -y a la par inestable- columna vertebral de un equipo ahora sin espacio para las extravagancias. Así lo dictamina Luis Enrique, un director con mano de hierro sin tiempo que perder en la gestión de caprichos de superestrella. El asturiano quiere que todos bajen al barro, incluida una directiva necesitada de pisar tierra firme con los pies después de dos temporadas de despilfarro futbolísticamene injustificado.

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