Gianluigi Donnarumma, portero titular del PSG, ha hablado por primera vez públicamente de uno de los peores episodios de su vida, el atraco que sufrió en su casa de París mientras dormía. El italiano ha confesado lo ocurrido en su casa en la madrugada del viernes al sábado, momentos de terror junto a su pareja, a la que los ladrones obligaron a desprenderse de un botín valorado en más de medio millón de euros mientras Donnarumma permanecía atado.

"Encontrarte gente en casa a las tres de la mañana de repente creo que es la peor sensación que se puede tener", comienza el relato del guardameta ofrecido al medio italiano Líbero sobre un robo con violencia que tardará en borrarse de la mente de la familia Donnarumma.

El ataque comenzó después de que los delincuentes ataran al portero de la finca y forzaran la puerta de la vivienda, ubicada en una de las zonas más exclusivas de la capital francesa. Una vez dentro, agredieron al potero de 24 años y forzaron a su pareja a entregar los bienes más valiosos. "Me inmovilizaron y obligaron a Alessia a entregar todo lo que teníamos de valor", explica el protagonista.

El espectacular debut de Messi con el Inter de Miami: golazo y victoria en el último minuto

"Estaba indefenso, atado, no podía hacer nada. Además, no hablo muy bien el francés y era difícil explicar a esa gente dónde estaba todo. Y estaba Alessia, muy asustada, junto a ellos. Fueron momentos realmente frenéticos de profundo terror, sobre todo miedo por ella. Miedo de que pudieran hacerle daño", detalla.

El miedo era muy grande, pero más aún el miedo a que le pasara algo a Alessia.

El portero también relata las horas posteriores al robo, aún con miedo en el cuerpo tras ser atendidos en el hospital por las heridas sufridas. "No puedo entrar en demasiados detalles, hay investigaciones en curso. Tuvimos que abandonar el piso para permitir que se llevaran a cabo las investigaciones y nos alojamos temporalmente en un hotel. El miedo era muy grande, pero más aún el miedo a que le pasara algo a Alessia", sentencia sobre un caso que aún sigue abierto, pues los gendarmes franceses no han conseguido detener a los ladrones.