'Checo' Pérez no atraviesa su mejor momento como piloto de Red Bull, ni como piloto a secas. Con el coche más dominante de la parrilla y de los últimos años, ha sido incapaz de llegar a Q3 en cinco carreras consecutivas y ha sufrido más de un accidente totalmente evitable, como el que protagonizó este viernes en los libres 1 del GP de Hungría.

No se habían rodado ni cinco minutos de la sesión cuando el mexicano se fue recto por la gravilla hasta las protecciones del circuito de Hungaroring, destrozando por completo su monoplaza después de tocar la hierba del trazado. Un accidente sin mucha explicación aparente pero totalmente evitable, que además propició la sobreexposición del fondo plano del RB19, donde yacen todos los secretos de su velocidad.

Como era de esperar, en los boxes de Red Bull todo eran malas caras y reproches a la llegada del piloto. Su figura ya venía siendo cuestionada en el seno de la escudería austríaca desde la misma pretemporada, en la que el piloto azteca se aventuró a soñar en voz alta con desafiar a Max Verstappen. Lo consiguió durante cinco carreras, y después entró en una espiral de malos resultados de la que no ha logrado recuperarse.

Desde luego, no ayuda sentir que eres remplazable, y que tu propio equipo te quiere 'hacer la cama', pero la cosa pinta muy fea para el futuro de 'Checo'. En Red Bull tienen a Daniel Ricciardo en muy buena estima, tanta que ha recuperado un asiento de Alpha Tauri, y la próxima parada podría ser en casa, en el equipo donde ya compartió asiento con Verstappen, que confesó en rueda de prensa que le encantaría volver a compartir equipo con él.

Helmut Marko nunca ha sido muy fan de Pérez, pero ahora tiene motivos de peso para cuestionar su presencia en Red Bull. No hay más que ver las caras de uno y de otro mientras conversaban en el box tras la colisión en Hungría. 'Checo' profundamente preocupado, y el dr. Marko impertérrito, maquinando su próximo movimiento. Se vienen curvas para el mexicano en su propio equipo, y en F1 todos sabemos cómo acaba eso.