Las sumisiones, el manual básico de supervivencia en las MMA: la guillotina, el 'mata león', el triángulo y la barra de brazo

UFC: Como panes
UFC: Como panes
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Puede que lo que más llame la atención de las MMA sean los KO, ese momento en el que todos y todas nos levantamos de las sillas: ¡boom! Pero junto a los nocauts, con su sonido tan característico, están las asesinas silenciosas, esas técnicas que vienen del arte suave del brazilian jiu jitsu (o del judo): un pequeño error y has perdido la conciencia (o un brazo). Veamos cuáles son las sumisiones esenciales.

Quizás la forma de finalización más básica es la guillotina, que se suele aplicar cuando un contrincante intenta derribarnos y, al colocar la cabeza hacia adelante, nos permite atrapar su cuello con nuestro brazo. Una vez hecho esto se puede ajustar de pie, ayudándonos del otro brazo, que cierra un triángulo (concepto básico del bjj), y sube hacia arriba. Otra opción es echarnos hacia atrás hasta caer al suelo e intentar asegurar la técnica envolviendo al rival con las piernas (si conseguimos voltear y quedar encima mejor, porque metemos más presión con nuestro cuerpo y no nos exponemos a quedarnos por debajo). Así se la aplicó Jon Jones a Lyoto Machida hace ya unos años:

La siguiente técnica más común es el 'mata león', que consiste en estrangular al rival desde su espalda. Se trata de uno de los estrangulamientos más fáciles pero también efectivos, porque una vez que se encaja es muy difícil salir del mismo. Si estamos en el suelo, consiste en colocar el brazo en el cuello del rival y ladearlo hacia ese mismo lado, es decir, le ponemos la almohada. A continuación doblamos nuestro brazo hacia nuestra cara y agarramos nuestro antebrazo. Una vez cerrado, se trata de hacer presión hacia adentro. De nuevo, Jon Jones nos da un ejemplo gráfico con un fan (obsérvese que solo se necesitan unos pocos segundos):

La tercera forma más empleada para finalizar una pelea de MMA es el triángulo. Se trata de una técnica que se suele hacer en el suelo, desde la guardia (aunque no siempre). Esta técnica es un poco más sofisticada que las anteriores y requiere posicionar las piernas de tal modo que una quede sobre el cuello y la otra bajo la axila. Una vez conseguido esto tenemos que pasar uno de los brazos del oponente hacia un lado y, a partir de ahí, intentar ajustar. El ajuste se hace más fácil e intenso si podemos girar nuestro cuerpo hacia el lado que movilizamos el brazo del rival. Aquí tenemos una selección de UFC:

En cuarto lugar tendríamos la barra de brazo. Hecha desde la guardia, esta llave consiste en atrapar un brazo del rival y rotar la cadera de tal forma que consigamos colocarlo entre nuestras piernas. A partir de ahí ya podemos ejercer presión con nuestros brazos sobre el codo del rival, ayudándonos de nuestras caderas. 

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