Carlos Alcaraz se convirtió este domingo en campeón del Mutua Madrid Open por segundo año consecutivo, hito tan solo alcanzado previamente por Rafa Nadal, en una infernal final contra Jan-Lennard Struff (6-4/3-6/6-3). El 'tapado' del torneo vendió muy cara su piel, tanto, que obligó al murciano a olvidar su tenis más alegre para centrarse en buscar soluciones efectivas en un tenis algo más sobrio. Le costó casi dos horas y media al murciano encontrar una microfisura en el impecable juego del alemán, impulsado por una grada que no le dejó caer en los momentos más duros, para volver a hacer historia en la capital de España.
La grada de la pista central de la Caja Mágica temía a 'Carlitos'. Sí.Nadie quería la final rápida que se presuponía, y al final el deseo de los asistentes se cumplió en forma de un partido infernal para el murciano ante un hombre con menos caché del que merece por su tenis. Parece que el camino recorrido por Struff -ocho contando los dos duelos que disputó en ronda previa, sin la final de ayer, el noveno- no sirvió al alemán para presentarse ante la pista Manolo Santana como serio candidato al título, pero pronto acabó con esos pronósticos erróneos.
El arranque del partido envalentonó a los que calcularon poco más de una hora de duelo. Alcaraz eligió restar en el sorteo, y Struff, nervioso en la segunda final de su vida -primera en un Masters 1.000-, cedió su primer turno de servicio con dos dobles faltas. Alcaraz, siempre hambriento, aprovechó su servicio para confirmar el 2-0, pero el cambio de guion a partir de entonces fue radical.
Struff se despojó totalmente de esos nervios tras el primer descanso, recuperó el 'break' (2-2), y avisó a base de cañonazos de su plan de juego: una lección de su mejor arma, el saque, y un recital desde el resto. El alemán apostó por una estrategia más habitual en pista dura, entrar en la pista para responder a los saques potentes de Carlos con el doble de potencia. Y su plan funcionó.
El juego del alemán incomodaba mucho a Carlos, que pese a ello logró aguantar su turno de saque y volver a romper el de su rival (4-3). Alcaraz sabía que no tocaba divertirse, tocaba ganar por lo civil o por lo criminal, y se dedicó a mantener la diferencia hasta cerrar la primera manga por un apretado 6-4.
Las sensaciones no eran ni mucho menos positivas para el español, y ello pronto se traduciría al tanteador. Struff también inauguró el segundo set con su servicio, ahora sí letal, y con rotura ante un Carlos que no encontraba hueco por el que hacer pasar la pelota (0-2). El 'gigante' alemán (1,93 metros) adivinaba la dirección de todos sus saques, aprovechaba a su favor la potencia de los tiros del español y también demostraba ser imbatible en la subida a red. Ello, unido a la desesperación que maniató al pupilo de Juan Carlos Ferrero a la hora de hacer sus habituales diabluras, dibujó un angustioso 0-3 en el marcador en contra del favorito.
Aparecieron las muecas en el rostro de Carlos, un hombre ya propenso a regalar remontadas, que apuró al máximo sus opciones de reengancharse en el quinto juego del segundo parcial. Primero puso el 1-3 explotando el saque al cuerpo de su rival y los saques muy angulados y poco potentes, una alternancia que sí confundía al Struff, y luego se lanzó al ataque al resto para poner un 2-3 que nunca llegó pese a que contó con cinco oportunidades de rotura.
La remontada a la épica no estaba en el guion de este episodio de tenis, y el set terminó, además de con un resultado muy adverso, con la sensación de que el tercero podía ser una tortura para el jugador local. Fue entonces, en esos momentos de debilidad, cuando el público se volcó con el joven español para regalarle un necesario soplo de aire fresco.
La presión en el tercer juego era total, pero no parecía sentirlo así el alemán. Mientras Carlos sudaba más de la cuenta para salvar sus saques, su rival demostraba tener hielo en las venas. Pero entonces, entre las voces animosas de una pista repleta emergió la del maestro, Juan Carlos Ferrero: "Entrenamos para estos puntos", le dijo a Alcaraz para obligarle a despojarse de los nervios.
La instrucción caló en la calculadora mente del joven tenista español, que entonces vio lo que el resto de los jugadores del circuito es incapaz de ver dentro del rectángulo. La flaqueza de su rival eran las bolas bajas, dada su altura, en sus buenos acercamientos a la red. El juego a los pies fue la respuesta.
La rotura llegó en el cuarto juego del set definitivo (3-1), y entonces, con la iniciativa en el marcador, terminó de soltar la mano. Struff siguió su estricto plan, exigió el 100% de precisión al número dos del mundo, pero este respondió a su reto y terminó aguantando la ventaja. Suspiro de alivio en una grada que perdió en show, pero ganó en esos nervios que apenas se han palpado en los partidos de Alcaraz en todo el torneo.
Hoy he disfrutado a ratos, en otros he sufrido, pero esto es lo que hay que vivir"
Dos días después de cumplir los 20, Alcaraz se coronó por segunda vez seguida en Madrid. Otro paso más por detrás de Nadal, el único tenista de historia en revalidar el título de la capital española de manera consecutiva. La gesta, además, pone a Carlos a un partido del número uno, puesto que recuperará tan solo por el hecho de saltar a la pista en el próximo torneo de Roma.
"Hoy he disfrutado a ratos, en otros he sufrido, pero esto es lo que hay que vivir", confesó el murciano a pie de pista segundos después de confirmar su victoria. Un triunfo trabajado para aumentar su imbatibilidad en España, 21 partidos han pasado ya desde el que perdió en 2021 (con 18 años) ante Nadal en la pista central de Madrid, y para confirmar su candidatura, pase lo que pase en Roma, en Roland Garros.
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