OPINIÓN

Más explicaciones y menos campañas

El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta.
El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta.
LAPRESSE
El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta.

No formo parte de ninguna campaña mediática. Dirijo un programa de radio nocturno y jamás nadie de arriba, de la derecha, de la izquierda o de abajo me ha dicho cuál debe ser mi opinión sobre un determinado tema ni me ha impuesto, ni tan siquiera sugerido, la línea a seguir con las decenas de asuntos polémicos que he tratado todos estos años. Ni Tebas ni Rubiales ni Florentino ni Laporta ni ningún otro poder fáctico han tenido que ver jamás en mi forma de hacer las cosas. Tengo muy poco que agradecerles a todos ellos, a alguno más bien lo contrario, y eso me ha hecho libre. Lo suficiente como para poder sentarme delante de un micro y decir lo que pienso pensando lo que digo. Y estos días, con el caso Negreira, más aún.

Sirvan estas líneas de aclaración para todos los barcelonistas que están viendo en los medios de comunicación una campaña orquestada para desacreditar al Barça.

Las campañas hay que crearlas, reunirse, diseñar planes de actuación, seleccionar objetivos, establecer plazos... nada de eso está ocurriendo. La prensa está siendo la voz moderada de la calle y está destapando hechos relevantes. Entre otras cosas, gracias a las preguntas de los periodistas sabemos que Ernesto Valverde o el Tata Martino no conocían la existencia de unos informes arbitrales por los que el Barça pagaba más de medio millón de euros al año. Esto es mucho más importante de lo que parece y estoy seguro de que tendrá su peso en la investigación.

Laporta necesita enemigos. Cuantos más, mejor. Es decir, en su papel de víctima, le es más favorable hablar de cómo ya todos van contra el Barça que explicar exactamente las razones por las que él le cuadriplicó el sueldo a Negreira por unos informes que nadie leía. Seguimos a la espera. Y en esa huida hacia adelante, es fácil construir una teoría de la conspiración sin ningún tipo de pruebas.

La entrada de Florentino en escena es capital. El aliado, el socio en la Superliga y el que ha echado una mano con las palancas ha escuchado a sus socios y ha entrado en razón. Ahora, Laporta ya puede aludir también a la fuerza del Real Madrid con los medios de comunicación para construir su relato de 'vienen a por nosotros'. Lo dice en tuits, en discursos delante de los jugadores de la cantera, en una reunión de peñas, pero no en una rueda de prensa abierta a todo tipo de preguntas. Si no hay nada de lo que avergonzarse, no debería el club tener temor a dar explicaciones.

El silencio de Sandro Rosell, Josep Maria Bartomeu y Sánchez Arminio, jefe de los árbitros en los años del escándalo, y por supuesto el de Negreira y su hijo, es vergonzoso. Nadie tiene narices de salir y dar la cara. Quizá, si tuvieran los argumentos de su lado, desmontarían en unos minutos las campañas que denuncian y dejaría de ensuciarse, como dicen, el escudo del Barça. Hasta ese momento, los que están haciendo daño son los que en su día pagaron, cobraron y ahora viven escondidos.

Más explicaciones y menos campañas.

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