Golpe a LaLiga del Barça. No falló el equipo azulgrana ante el Sevilla en un partido que acabó en goleada (3-0) tras tres grandes acciones colectivas definidas por Jordi Alba, Gavi y Raphinha para poner en 8 puntos la diferencia en la tabla con el Real Madrid. Los hispalenses aguantaron en la primera parte, pero cedieron en la segunda y ven como el descenso amenaza a tan solo dos puestos y dos puntos.

Sufrió el conjunto blaugrana un cambio de planes nada más comenzar el choque, cuando Busquets se vio obligado a retirarse tras doblarse el tobillo en una acción fortuita. Xavi apostó por Kessie, un jugador radicalmente diferente al de Badía. 

El dominio del Barça fue a más conforme pasaban los minutos, y Lewandowski tuvo dos grandes ocasiones para abrir el marcador, pero en ambas se encontró con un soberbio Bono. En la primera el portero marroquí se hizo gigante y tocó el balón con una pierna en un mano a mano, mientras que en la segunda, tras un trallazo del polaco, el africano voló para sacar una gran mano y evitar el gol.

El Sevilla no podía enarbolar ni un solo ataque, pero dejó de sufrir y con eso le parecía suficiente. El empate al descanso era un buen resultado para los de Sampaoli en su intento de escapar de la temida zona de descenso. El argentino movió el banquillo al descanso, metiendo a Bryan Gil en el que era su redebut, y a Erik Lamela. Mucho mordiente por las bandas para los hispalenses, pero el que golpeó fue el Barça. 

Franck Kessie recibió dentro del área, y sorprendió con su sangre fría. Paró el balón, esperó, vio la llegada desde atrás de Jordi Alba y le puso un pase exquisito para que el lateral zurdo fusilara a Bono y abriera el marcador. El Sevilla buscó la reacción, especialmente con Bryan Gil por la banda izquierda, pero también dejó espacios atrás y el Barça lo aprovechó. Un balón largo de Koundé lo recogió Raphinha, que le puso un pase perfecto a Gavi para que el sevillano no tuviera más que empujar el balón a la red.

Quedaban 20 minutos más el descuento, pero la sensación ya era la de que el partido se había acabado, que lo único que podía pasar era más goles para los azulgranas, ya jugando a placer. Un gran pase de Frenkie de Jong encontró a Jordi Alba en la banda y el centro del lateral, tenso y perfecto, lo remató Raphinha llegando desde atrás para rematar la fiesta. El partido se convirtió entonces en una fiesta en el Camp Nou, consciente la afición azulgrana de que los ocho puntos de ventaja sobre el Real Madrid son una diferencia más que importante.