Todas las miradas están puestas sobre Kylian Mbappé como el líder indiscutible de 'Les Bleus' en este Mundial de Qatar, sobre todo con la ausencia de Karim Benzema, pero la gran clave del éxito de la vigente campeona del mundo en la cita mundialista no está siendo solo el delantero parisino, sino el brutal desempeño de Antoine Griezmann, sacrificado al centro del campo y en las tareas defensivas para liberar el potente talento ofensivo de Francia. Las semifinales ante Marruecos fueron una muestra más de ello, pues fue uno de los futbolistas más destacados en su propio campo.

El delantero del Atlético de Madrid ha recuperado su mejor versión para la causa en una 'nueva' posición para él, mucho más alejado de la portería rival y más cerca de la propia, sirviendo como pieza de equilibrio y unión entre la defensa y el ataque del combinado francés. "Tiene la capacidad de cambiar el aspecto del equipo por lo que hace, tiene mucho volumen de juego y capacidad técnica", destacó de él Didier Deschamps antes del partido.

Su incidencia en el juego como 'todocampista' se refleja en sus números: ha recorrido cerca 60 kilómetros en los seis partidos que ha disputado, muy cerca de los 63.4 de Aurélien Tchouaméni, el jugador francés que más ha recorrido, y es el futbolista galo que más presiones defensivas ha hecho (242).

Francia repite en la final del Mundial y se cita con Argentina tras ganar a una Marruecos que se despide con orgullo

El atacante tiene una gran influencia en la ruptura de líneas para atravesar las defensas rivales, donde es un auténtico puñal y el encargado de engranar toda la maquinaria de ataque para que su selección sea una de las más goleadoras del torneo, con un total de 13 tantos. Hasta el partido ante Marruecos, el '7' era el jugador del combinado francés que más había intentado romper las líneas (82), y también el que más veces lo había conseguido (63). Después de las semifinales, el internacional de la selección francesa aumentó sus rupturas completadas hasta las 71 y se ha convertido en el futbolista que más ocasiones ha creado (21) en toda la Copa del Mundo, una por encima de Leo Messi, con quien se reencontrará este domingo en la final.

En sus propias palabras, "soy bastante libre en la relación con la defensa y los atacantes", explicó Griezmann antes del choque de este miércoles sobre su función en el terreno de juego: "Defensivamente, ayudo a mis compañeros. Con la pelota, debo intentar meter los mejores balones". Y lo está cumpliendo a la perfección, pues es el máximo asistente de 'Les Bleus' en este Mundial, con tres pases de gol repartidos, dos en los cuartos de final ante Inglaterra, y de su selección, con un total de 28 asistencias que le sitúan dos por encima de Thierry Henry y Zinedine Zidane. Además, es el que más centros ha puesto a sus compañeros (37).

Ante Marruecos volvió a brillar con luz propia y fue elegido mejor jugador del partido. No es para menos, frente al combinado africano repartió cuatro pases clave, y el primer tanto de Francia nació de un desmarque brillante en el borde del área, una lectura del espacio que demuestra que su gran visión de juego está siendo una de sus mejores aliadas en este Mundial. 

Sin embargo, no fue su participación en ataque por lo que más destacó en semifinales, si no por su actuación defensiva: fue el que más presiones ejecutó (69), despejó 10 balones, recuperó nueve e interceptó dos. Además, ganó siete de los 12 duelos que tuvo y, sobre todo, fue providencial para evitar que el conjunto de Walid Regragui anotase, pues sacó del área hasta cuatro envíos que llevaban muchísimo peligro, según los datos de RTVE.

Su regreso al Atlético de Madrid

Gran parte de culpa del notable momento de forma de Griezmann la tiene su regreso al Atlético de Madrid. El año pasado el francés dejó más sombras que luces en el Metropolitano, pero su inicio de campaña ha vuelto a ilusionar a los colchoneros. En 14 partidos de LaLiga y seis de Champions League, el '8' rojiblanco ha anotado seis goles y dado cinco asistencias.

Y todo habiendo disputado tan solo media hora en ocho de los nueve primeros encuentros oficiales vistiendo la elástica del conjunto madrileño, que se resistía a pagar los 40 millones de euros pactados en su cesión del FC Barcelona si jugaba al menos 45 minutos en el 50% de los choques en los que estuviera disponible.

Al final, la cifra para hacer definitiva la vuelta de Griezmann, que se marchó al Barça dejando 135 millones en las arcas atléticas, se cerró en 20 millones, una cantidad muy alejada del valor del futbolista sobre el césped a juzgar por las actuaciones del galo en este Mundial.