Todo parecía abocado a la derrota cuando el Crystal Palace marcó el 0-2 en el Etihad Stadium. El estadio enmudeció cuando Joachim Andersen anotaba el segundo de su equipo a los 21 minutos de partido, complicando la vida para el Manchester City. Pero alguien tenía algo que decir y no era otro que Erling Haaland.

Sin embargo, el espigado delantero noruego no empezó su recital hasta la segunda parte. Se llegó con ese resultado al descanso y en los segundos cuarenta y cinco minutos empezó el vendaval de los Pep Guardiola para darle la vuelta al encuentro.

Primero fue Bernardo Silva. El portugués fue el encargado de reducir las distancias en el electrónico gracias a su clásica jugada. Cogió el balón en el pico del área y se hizo hueco para sacar un disparo duro abajo con su zurda. Era el 1-2.

Y ahí fue cuando Haaland tomó el testigo. En apenas 19 minutos hizo un hat-trick que le supo a gloria a él y a su equipo, que consiguió darle la vuelta a un partido que se puso muy feo desde el primer minuto.

El empate en el marcador llegó como un feroz remate de cabeza tras asistencia de Foden. El '9' citizen se impuso a todos para empujar el balón a la jaula, en lo que era el comienzo de unos minutos de locura absoluta por su parte.

El tercero del City llegó con una jugada milimétrica, de esas que hacen que el fútbol parezca fácil. Combinación tras combinación, el esférico le llegó en la misma línea de gol a Haaland. Seis toques dentro del área entre Julián Álvarez, Silva y el atacante, fácil y sencillo. El noruego sólo tuvo que empujar el balón y celebrarlo.

El último gol del partido llegó en una demostración de lo que es Haaland. Fuerza y poderío para definir ante la presión de dos defensas y batir con su pie izquierdo al meta del Palace. Un tanto que hizo que los aficionados del City se cayesen y que confirmó la primera exhibición de Haaland con su nueva camiseta.