UCAM Murcia y Villarreal B protaognizaron uno de los mejores duelos del Grupo 2 de la Primera RFEF, con una remontada de los groguets en los últimos minutos del descuento. Tras ir a remolque prácticamente durante todo el partido, el Submarino empató en el 92' y culminó la proeza en el 96', poniendo el 3-2 final en el marcador.

Una tensión que estalló por todos lados en ambos conjuntos, aunque de forma muy distinta. Si la nota anecdótica la puso Nicolás Jackson, que en la celebración fue expulsado por coger una silla de plástico al más puro estilo Alaba, aunque en su caso fue castigado por romperla, el matiz menos agradable vino desde los derrotados.

Concretamente, por parte de un utillero del UCAM que perdió los apeles con el árbitro Saez Vital una vez finalizó el encuentro. Según apunta el acta arbitral del encuentro, Jesús Gregorio Ballester se dirigió al colegiado diciéndole que "os tendrían que acuchillar".

La situación es cada vez más insostenible en el UCAM, que ya se sitúa en la zona baja de la tabla de la Primera RFEF, antigua Segunda B, ocupando la 18ª posición de 20 en la liga. De haber vencido contra el filial groguet, hubiera supuesto su segunda victoria consecutiva y una fantástica manera de recuperar la forma.