La intensidad es innegociable con Diego Simeone, como bien saben los aficionados y los jugadores del Atlético de Madrid. La exigencia del entrenador argentino es tal que incluso roza a veces la temeridad, y el último ejemplo lo dejó en los minutos finales del duelo contra el Barcelona.

El Barça destroza a un Atlético muy vulnerable en defensa y recupera el buen ánimo

Con uno más por la expulsión de Dani Alves, el conjunto colchonero se aferró a su inquebrantable fe para buscar una épica remontada. Con 4-2 en el marcador y los minutos corriendo inexorablemente, Simeone no quería que se perdiera un instante: sabía que, de marcar, el empate (como poco) era posible. Por eso, cuando Daniel Wass, un recién llegado, se echó al suelo entre gestos de dolor, se enfadó mucho.

Los gestos con los que le pedía salir inmediatamente al campo han sido muy criticados, especialmente una vez que se ha sabido que el futbolista danés se había lesionado y puede ser grave: el primer parte médico habla de una torsión de rodilla que, si se confirman los peores pronósticos, le dejarán fuera varias semanas como poco.

En el Atlético cunde la preocupación, porque hay muchas esperanzas puestas en Wass. El rojiblanco, recién llegado en el mercado de invierno procedente del Valencia, se lesionó por culpa de Ferran Torres, que le barrió la pierna de apoyo para intentar evitar un pase en el centro del campo.

Las pruebas complementarias determinarán el alcance de la dolencia, que puede suponer un serio parón a su adaptación al conjunto colchonero.