El Madrid resiste a un Barça renacido y jugará la final de la Supercopa

El Madrid celebra un gol en la Supercopa.
El Madrid celebra un gol en la Supercopa.
EFE
El Madrid celebra un gol en la Supercopa.

La Supercopa de España dejó un Clasicazo como los de antes, de los que da gusto ver, lleno de alternativas y con dos equipos que usaron armas totalmente contrapuestas. Y en esa lucha de estilos, salió vencedor el Real Madrid. Sin hacer un buen partido ni ser mejor que su rival, impuso su pegada ante un gran Barça que acabó derrotado pero que demostró que puede competir de tú a tú ante el eterno rival.

El plan de ambos quedó claro desde el principio. Los de Ancelotti esperaban atrás y buscaban veloces contras, mientras que los de Xavi monopolizaban el balón. Y el resultado fue que el partido estaba en donde querían los blancos, que enlazaban una ocasión tras otra aprovechando los espacios que dejaba atrás el conjunto blaugrana. Los chuts de Benzema y Asensio se perdieron altos, y el de Vinícius fue demasiado flojo. Poco después, el brasileño rompió la zaga culé y el disparo de Asensio se fue por muy poco. El Madrid se acercaba cada vez más al gol.

Con el Barça atascado en el ataque posicional y sin saber cómo llegar con peligro a la meta de Courtois, una pérdida de balón de Busquets en el centro del campo fue el origen del primer gol. Benzema robó y asistió con precisión para la carrera de Vini, que le ganó la partida a Araujo para, con la zurda, batir a Ter Stegen.

El tanto provocó la reacción azulgrana, que se encomendó a los centros al área. Luuk de Jong logró rematar uno de Dembélé y otro de Jordi Alba, pero sin precisión. Eran, eso sí, serios avisos.

El Madrid renunció al balón y por momentos también al contragolpe, más allá de un remate lejano de Asensio. Estaba jugando con fuego y el Barça, más por insistencia que por juego, se encontró con un gol. Dembélé buscó el centro del área, Militao despejó de manera deficiente y el balón rebotó en De Jong, que marcó su tercer gol consecutivo poco antes del descanso.

Xavi movió el banquillo tras el descanso, metiendo a Pedri y Abde por Frenkie y Ferran, y los cambios convirtieron el partido en un monólogo. El Barça no solo dominaba, sino que llegaba con frecuencia y peligro al área madridista ante un rival superado e incapaz de deshacerse de la presión de su rival. Pedri avisó con un ajustadísimo chut que se fue por poco y Dembélé creó el terror en la zaga blanca, con Carvajal superadísimo. El galo tuvo un par de balones para marcar, pero sus disparos se fueron siempre por poco.

Tras más de un cuarto de hora de asedio, el Madrid empezó a crecer en su juego. Lo hizo a través del balón, viendo que ya no cazaba contras peligrosas. Kroos apareció cada vez más y Xavi metió a Ansu Fati para tratar de crear el peligro que ya no lograba generar. Sin embargo, la tendencia ya había cambiado.

El Madrid empezó a encontrar a Benzema, la peor noticia para el Barça, y el galo comenzó a mostrar su tremenda clase. Fue coincidiendo con la salida de Rodrygo, que dio aire desde la derecha. Una combinación entre ambos acabó con el galo dentro del área, y su disparo a la mediavuelta se estrelló en el palo. Fue la antesala del gol, con Karim en estado de gracia. Mendy superó a Alves, encontró a su compatriota, y a su disparo se lució Ter Stegen. Pero la jugada continuó y Carvajal encontró a Benzema, que remató a placer para decantar el choque.

Quedaba todavía más de un cuarto de hora y el tanto no tardó en llegar. Un centro de Jordi Alba encontró a Ansu, siempre inspirado ante la portería contraria, y su cabezazo puso de nuevo la igualada. La tuvo incluso el Barça para marcar antes de la prórroga, pero las buenas acciones defensivas de los blancos mandaron el duelo al tiempo extra.

Las cartas estaban sobre la mesa ya. El Barça dominaba con puño de hierro, pero también cerraba con solo tres y la defensa muy adelantada. Órdago de Xavi claro.

Abde la tuvo en un remate de cabeza y el balón no le duraba más que unos segundos al Madrid... hasta que le llegó su esperada oportunidad. Casemiro rompió líneas, Rodrygo eligió bien el pase y Valverde, a placer, marcó.

Había mucho tiempo por delante, pero la sensación es que el golpe anímico había sido muy fuerte para el Barça, obligado a remontar por tercera vez. Un chut lejano de Abde fue la única ocasión entre un sinfín de llegadas azulgranas que murieron siempre ante la zaga blanca. Rodrygo pudo sentenciar, pero falló solo ante el portero con todo a su favor. No tuvo consecuencias su error, el Madrid selló su pase para la gran final.

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