La presión ambiental que hay en un duelo entre Real Madrid y Barcelona, sea de la disciplina que sea, genera muchas veces un enfrentamiento entre los espectadores del campo que toque con los jugadores. Es lo que ocurrió en el Palau Blaugrana tras el Clásico que enfrentó a los dos equipos en la Euroliga.

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El Barcelona venció con autoridad sobrada gracias a un Nikola Mirotic estelar por 93-80. Los jugadores de Pablo Laso acabaron desquiciados, hasta el punto de que perdieron los nervios. La imagen de la polémica la protagonizó Sergio Llull, uno de los más vehementes del conjunto madridista.

La imagen, cazada por uno de los fotógrafos de Mundo Deportivo, no podía ser más elocuente: le dedicó el dedo corazón a un sector de la afición de la grada culé mientras se estaba dirigiendo al vestuario.

Una vez pasado el calentón del partido, Llull reflexionó sobre el gesto y vio que, evidentemente, se había confundido.

Durante la jornada siguiente al encuentro, tuiteó de manera muy clara su arrepentimiento y pidió perdón. "Mis sinceras disculpas por el gesto de ayer. Pese a la tensión del momento no debió suceder", zanjó al respecto.