La llegada de Catar a la Fórmula 1 provoca la condena Amnistía Internacional

Jorge Martin, en el circuito de Catar.
Circuito de Catar.
Red Bull Content Pool
Jorge Martin, en el circuito de Catar.

La Fórmula 1 ha confirmado que el circuito de Losail, en Catar, albergará la carrera del 19 al 21 de noviembre, que estaba vacante tras el último cambio (es el décimo de esta temporada) del calendario de 2021. 

El acuerdo entre la competición y el gobierno del país del Golfo no sólo es para este año, sino para los próximos diez y no sólo con Losail, ya que en 2022 no habrá carrera por coincidir con el Mundial de fútbol y a partir de 2023 se correrá en Doha, la capital, en un circuito urbano aún por planificar.

Catar no es un país ajeno al deporte de motor, ya que lleva años en el de MotoGP, pero sí viene a refrendar la apuesta de la Fórmula 1 hacia el Medio Oeste y el mundo árabe. Esta será la cuarta carrera en la zona, después de Bahréin, Abu Dhabi y Arabia Saudí, que debuta este año en la penúltima cita del año entre el 3 y el 5 de diciembre.

Aunque desde la F1 se muestran muy satisfechos por la noticia, ni los fans ni las organizaciones proderechos humanos la han acogido con tanto optimismo. Los primeros porque apuntan a la poca tradición automovilística en el país. Se ve como una carrera elitista, donde apenas hay público presente en las gradas, y cuyo trazado no parece muy propicio para que los monoplazas dejen grandes adelantamientos.

Mucho más crítico es Amnistía Internacional. La organización apunta a la falta de respeto a los derechos humanos en Catar, algo que ya ha suscitado mucha polémica en la organización del Mundial de fútbol, y consideran "extremadamente preocupante" que la Fórmula 1 aterrice allí. 

"Los pilotos y los equipos deberían estar preparados para hablar de derechos humanos en Catar antes de la carrera, haciendo su parte para romper con el intento de lavado de imagen a través de la gestión deportiva", apuntan. 

La Fórmula 1 ha respondido recordando que precisamente ellos "están en una posición única para cruzar fronteras y culturas para unir países y comunidades que comparten la pasión y la emoción" por un deporte increíble.

"Nos tomamos muy en serio nuestras responsabilidades en materia de derechos y establecemos altos estándares éticos para los socios y aquellos en nuestra cadena de suministro, que están consagrados en los contratos, y prestamos mucha atención a su cumplimiento", aseguran.

Históricamente, la Fórmula 1 se ha puesto, cuando menos, de lado en países donde el respeto a los derechos humanos y la legislación internacional es laxa como poco. China, Azerbaiyán o la propia Arabia Saudí tienen vigentes contratos con la competición, y en el pasado se albergaron carreras en países como Sudáfrica en pleno apartheid o en Argentina durante la dictadura de Videla.

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