Muere Max Mosley, el controvertido expresidente de la FIA que cayó por una orgía sadomasoquista nazi

  • El abogado murió a los 81 años de edad, tras un tiempo fuera de la vida pública.
  • ​Fue una figura clave para entender el automovilismo, especialmente la Fórmula 1, de la segunda mitad del siglo XX.
El expresidente de la FIA, Max Mosley, en una imagen de archivo.
El expresidente de la FIA, Max Mosley, en una imagen de archivo.
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El expresidente de la FIA, Max Mosley, en una imagen de archivo.

El expresidente de la FIA Max Mosley ha muerto a los 81 años de edad, según ha adelantado el 'Daily Mail' y confirmado posteriormente una de sus manos derechas y gran aliado Bernie Ecclestone. "Es como perder a alguien de la familia, como perder a un hermano. Él hizo mucho bien no sólo por el automovilismo deporte, sino por la industria automovilística e hizo mucho para asegurarse de que se construían coches más seguros", ha elogiado Ecclestone a la BBC tras enterarse de la noticia.

Mosley llevaba tiempo fuera de toda vida pública, y se había retirado a disfrutar de sus últimos años después de dejar el cargo en 2009 para ser sustituido por Jean Todt al frente de la Federación Internacional de Automovilismo. Deja atrás una vida de película.

El hijo de un rival de los 'Peaky Blinders' que acabó reinando en la F1

Hijo menor de Sir Oswald Mosley, fundador de la Unión Británica de Fascistas, pronto hizo carrera en el mundo del derecho hasta que entró en el automovilismo, primero como piloto de Fórmula 2 y después desde el paddock como abogado, asesor y eventualmente dueño de un equipo, March, a finales de los 60. Fue ahí cuando conoció a Ecclestone, con el que formaría un tándem temible en los años venideros.

Tras formar con el magnate una suerte de sociedad de intereses (Mosley fue abogado de Ecclestone, oficial o extraoficialmente, toda su vida) empezó a escalar en el mundo de la política de la Fórmula 1, primero como representante de los equipos en la Asociación de Constructores de F1 (FOCA, una suerte de sindicato de escuderías) y posteriormente del lado contrario como presidente de la FIA. Por el camino, él y Ecclestone potenciaron el valor de los derechos comerciales de explotación de la F1 hasta convertir el certamen en una industria multimillonaria.

Tras conseguir la firma del Pacto de la Concordia en 1982 (que durante años fue el acuerdo por el que los equipos se repartían las ganancias de la competición), se retiró unos años del automovilismo para entrar en política por el Partido Conservador. No duró más que cuatro años y en 1986 regresó al mundo de la competición, esta vez para pasar de la FOCA a la FISA (precedente de la actual FIA) que dirigía el no menos polémico Jean-Marie Ballestre, que le acabó nombrando su delfín.

En 1993 se hizo con la presidencia de la FIA, cargo que ostentó hasta 2009.

La caída de Mosley: la historia de la orgía sadomasoquista nazi

Mosley y Ecclestone formaron una sociedad en la que el primero se encargaba de que el segundo mantuviese el control absoluto de la Fórmula 1, llevándose por delante a quien hiciese falta.

Sin embargo, durante muchos años no le faltaron detractores. Luca Cordero di Montezemolo, expresidente de Ferrari, hizo varias intentonas para organizar un campeonato paralelo, pero se encontró con el muro frontal de Mosley y sobre todo los ingresos que tenía bien atados Ecclestone. El equilibrio de poder cambió en 2007, el año del famoso caso de espionaje entre McLaren y Ferrari.

Ron Dennis pasó de ser aliado a enemigo declarado de Mosley, a quien acusó directamente de intentar destruir McLaren con la multa de 100 millones de dólares, aún hoy la mayor de la historia del deporte. Empezó el movimiento entre bambalinas, que acabó de la manera más inesperada, junto a otros actores.

Durante años estuvieron maquinando cómo echarle, aunque no fue hasta 2008 cuando el frente antiMosley encontró a su aliado final: Flavio Briatore. La decisión de expulsar al italiano de por vida (luego no fue tal) por el caso del 'crashgate' (cuando obligó a Nelsinho Piquet a estrellarse en el GP de Singapur para posibilitar la victoria de Fernando Alonso) se produjo unos meses antes de que el periódico 'News of the World' publicase imágenes de Max Mosley en una orgía sadomasoquista en la que todos iban disfrazados con ropa militar nazi.

El pasado familiar del aún presidente de la FIA provocó un escándalo mayúsculo en Gran Bretaña, y la presión fue tal que decidió que no iba a presentarse a un nuevo cargo. Tras acordar con Jean Todt que iba a ser su sucesor, dejó el cargo.

Durante sus últimos años se dedicó a batallar judicialmente contra la prensa sensacionalista, tanto británica como de otros países, con la intención de que se garantizase que la intimidad fuese respetada siempre, en cualquier circunstancia y cualquier persona. Incluso llevó su caso a la Corte Europea de Derechos Humanos. Por el camino se pasó del conservadurismo político más militante al laborismo, incluidas donaciones muy polémicas a las más altas instancias. Nunca se arrepintió de sus filias hacia el sadomasoquismo.

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