Bélgica llega a la Eurocopa 2020 con el cartel de gran aspirante al título con una generación de jugadores que se encuentran en la cúspide de su carrera. Los flamencos llevan varios años desarrollando a grandes futbolistas, muchos de que en los últimos años han estado entre los mejores del mundo como lo son Thibaut Courtois (Real Madrid), Kevin De Bruyne (Manchester City) o Romelu Lukaku (Inter de Milan).

Una selección que comenzó llamando la atención del planeta fútbol en el Mundial de Brasil 2014 y que en la última cita a nivel de selecciones, en Rusia 2018, firmaron su mejor participación en este torneo con una histórica tercera plaza. Con varias de sus estrellas ya en la madurez, Bélgica es una de las favoritas para llevarse la Euro. 

Los 'diablos rojos' comenzarán la conquista continental en el grupo B, en el que se enfrentarán a rivales que plantarán cara, pero que no han de complicar en exceso su presencia en la segunda ronda. Así, se medirán en la fase de grupos a Rusia, Dinamarca y Finlandia, y tendrán como gran hándicap enfrentarse a dos de los equipos anfitriones cuando jueguen en San Petersburgo y Copenhague.

En su última participación en la Eurocopa tantas fueron las expectativas puestas en los belgas, que terminaron decepcionando. Tras pasar de grupo junto a Italia, superó a Hungría en octavos pero cayó en cuartos ante una de las sorpresas de la competición, la Gales de Bale. 

Kevin De Bruyne, la estrella belga

La selección flamenca tiene la fortuna de contar en sus filas con uno de los mejores centrocampistas de los últimos años. De Bruyne es una de las piezas clave del todopoderoso Manchester City por su capacidad tanto para crear como para anotar. Tras el bajón de la que era la figura de Bélgica hasta hace un par de temporadas, Eden Hazard, el 'cityzen' se ha erigido como el líder de la selección. Los focos estarán puestos en el '7' y su capacidad para llevar de una vez por todas a los 'diablos rojos' a la consecución de su primer título. 

Roberto Martínez, el español 'culpable' del éxito

El técnico criado futbolísticamente en la Premier cumple cinco años al frente de la selección este verano, en los que ha logrado un histórico bronce en el Mundial de Rusia. Sin embargo, su gran descubrimiento se dio cuando hizo al humilde Wigan inglés campeón de la FA Cup en 2013. Un año después, este triunfo le valió para firmar por el Everton con el que se coló entre los seis mejores del país.