'Kiricocho', la superstición detrás de la celebración de Haaland sobre Bono en el Borussia Dortmund - Sevilla

Haaland celebra uno de sus goles sobre Bono en el Borussia Dortmund - Sevilla
Haaland celebra uno de sus goles sobre Bono en el Borussia Dortmund - Sevilla
EFE
Haaland celebra uno de sus goles sobre Bono en el Borussia Dortmund - Sevilla

Una de las imágenes que dejó el Borussia Dortmund - Sevilla fue la celebración de Erling Haaland sobre Bono, el portero del conjunto andaluz, tras marcarle en segunda instancia un penalti. El noruego se le acercó a gritarle por la espalda, pero antes, y aunque todo fue una cuestión del juego, detrás tiene una intrahistoria de puro fútbol.

Durante el primer penalti lanzado, Bono empezó a gritarle a Haaland una ininteligible palabra para los menos avezados, pero que en Sevilla todo el mundo conoce: "¡Kiricocho! ¡Kiricocho!". Ese disparo se lo paró. Cuando Çakir ordenó repetirlo, esta vez fue el delantero del Borussia quien se lo gritaba al portero conforme tomaba carrera. Lo marcó y fue cuando se produjo la celebración.

"El portero me lo gritó cuando paró el penalti y pensé, 'ojalá te pueda hacer otro gol. Y se lo hice'. No tengo idea de lo que le grité, le dije lo mismo que me dijo él, pero no sé qué significa", confesó después Haaland. Sin quererlo, había invocado una superstición de uno de los entrenadores más peculiares y carismáticos de la historia del fútbol: Carlos Salvador Bilardo.

Kiricocho, el talismán de Bilardo

Hay que remontarse a 1982. Bilardo se hace con las riendas de Estudiantes de La Plata. Corrió el rumor de que cada vez que un aficionado en concreto, de nombre Kiricocho, asiste a un entrenamiento del equipo, ocurría una desgracia, normalmente en forma de lesión. 

Esto llegó a oídos de Bilardo, posiblemente uno de los técnicos más supersticiosos de la historia de Argentina, y en lugar de prohibirle su entrada, le nombró encargado de recibir a los equipos contrarios para que el gafe se lo transmitiera. Casualidad o no, Estudiantes gana esa temporada todos los partidos menos uno, contra Boca: el único en el que Kiricocho no pudo ir a recibirles.

Cuando Bilardo ficha por el Sevilla diez años después, en aquel equipo coronado por Diego Armando Maradona, esta historia llega a oídos de la afición y de repente se empieza a escuchar el nombre de este peculiar aficionado argentino en el Sánchez Pizjuán cada vez que había un penalti. 

De aquello ya hace 30 años, y nunca se supo qué fue de Kiricocho, pero en Sevilla aún sigue muy presente hoy en día.

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