Fernando Alonso es un apasionado de la bicicleta, hasta el punto de que no entiende una jornada de entrenamiento sin una buena tirada. Ni siquiera el calor sofocante de estos días le ha privado de hacer salidas, aunque la que este lunes le ha llevado a una de las cunas del cristianismo desde tiempos inmemoriales: el santuario de Covadonga.

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La excursión ha sido una paliza física no apta para cualquiera, sino sólo para un deportista con una forma física excepcional, como la suya: más de 200 kilómetros, casi 8 horas sobre la bici, desde su casa hasta la curva de La Santina.

Salió de Oviedo con la fresca de la mañana, a las 7, y llegó pasado el mediodía, en torno a las 15:00. "Y sintiéndome mejor que nunca", presumió.

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El piloto de Fórmula 1 (de nuevo lo es) se encuentra en plena preparación física para la disputa de las 500 millas de Indianápolis del próximo 23 de agosto, aunque unas semanas antes tendrá que viajar a Estados Unidos para cumplir con la semana de test y la clasificación. Por ello, quiere exprimir al máximo el tiempo en su Asturias natal.

La disputa de las 500 millas este año está prácticamente garantizada, si bien el aumento de casos de coronavirus en Estados Unidos ha hecho que las ceremonias y habituales eventos paralelos a la carrera se minimicen al máximo. Eso no privará de dureza a la prueba, en la que Alonso buscará una victoria al volante del Arrow McLaren SP que le han preparado para el asalto a la joya que le queda de la Triple Corona del automovilismo.

Después de unos días de descanso, se centrará en el próximo regreso a la Fórmula 1 con Renault para 2021. No se espera que vaya a rodar en 2020 ni siquiera en unos libres de Gran Premio, si bien tendrá mucho trabajo de simulador para ponerse al día con los cambios en los monoplazas desde que se fue del Gran Circo en 2018.