El Atlético perdona al Barça; Messi no

Leo Messi, durante el partido del Barça contra el Atlético
Leo Messi, durante el partido del Barça contra el Atlético
EFE
Leo Messi, durante el partido del Barça contra el Atlético
Leo Messi, durante el partido del Barça contra el Atlético

El Barça sigue como líder de la Liga aferrado a Leo Messi. El argentino volvió a salir al rescate de los azulgranas y con un golazo en el tramo final del choque le dio la victoria a su equipo ante un Atlético de Madrid que perdonó en la primera parte y lo pagó en la segunda.

Fue el partido del regreso de Griezmann al Wanda y el galo solo fue noticia en el inicio del partido, cuando recibió una sonora pitada. Sobre el campo, la nada, pasó absolutamente desapercibido eclipsado por sus excompañeros... y por la estrella de su equipo.

Los rojiblancos sorprendieron con su inicio de partido. Muy ofensivos, agresivos y verticales, acorralaron a un Barcelona que no sabía por dónde le venían. Fueron numerosas y clarísimas las oportunidades locales y solo un milagro llamado Ter Stegen evitó el gol de los de Simeone.

Un despeje de Firpo a centro de Hermoso se estrelló en el palo y poco después el central tuvo una inmejorable ocasión en un remate a bocajarro que se encontró con una parada casi surrealista del meta alemán.Eran minutos de asedio del Atlético ante un Barça que sufría sin su característica más notable, la posesión.

En pleno éxtasis colchonero estuvo a punto de marcar Herrera, pero su remate se fue ligeramente desviado. Fue, eso sí, como un punto de inflexión, pues desde ese momento empezó a emerger Messi y, con él, el Barça. Una jugada iniciada por el argentino le llegó a Rakitic quien, solo ante Oblak, lanzó inocentemente a las manos del esloveno.

Morata tuvo el gol en su cabeza, pero de nuevo se agigantó la figura de Ter Stegen, que le hizo un paradón al madrileño, mientras que la réplica de Piqué fue un remate al larguero. Era oficial, el partido se había igualado totalmente.

Siempre Messi

Tras el descanso el panorama cambió y el dominio ya era del Barça, aunque sin apenas ocasiones claras. Messi lo intentó en varias ocasiones pero demasiado solo ante la poblada zaga azulgrana.

Amenazaron los rojiblancos en varias contras y la más clara fue de Morata, que lo intentó de tacón en una jugada que acabó despejando la zaga culé tras un centro-chut de Trippier que no encontró rematador en el área pequeña.

El partido se iba irremediablemente hacia el empate... hasta que apareció Messi, siempre Messi. Un día antes de la entrega del Balón de Oro quiso demostrar que sigue siendo el mejor del mundo y la mejor manera fue con un golazo en el que lo hizo todo.

Agarró el balón, avanzó con él sorteando varios jugadores, le cedió a Suárez para que se lo devolviera y soltó un zarpazo raso y pegado al palo ante el que nada pudo hacer Oblak. Los tres puntos del Wanda no se los llevó el mejor, se los llevó al que tiene al mejor.

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