Cómo gustaban esas banderitas de los países del mundo. Daba igual lo pequeño que fuera el pueblo, siempre aleteaban graciosas sobre la plaza. Pero este año, el Ayuntamiento de Mungia está achuchado por la crisis y ha decidido ahorrarse los 6.000 euros que costaba colocar los banderines planetarios.

Este recorte es un ejemplo del tijeretazo que están metiendo los consistorios vascos a sus presupuestos por la crisis. En los pueblos medianos y pequeños las fiestas son las primeras en adelgazar. Pero en los municipios grandes es distinto.

Bilbao, Barakaldo y Getxo mantienen igual partida económica que el pasado año. Toman los festejos como una inversión rentable en crisis. El Ayuntamiento bilbaíno siempre dice que por cada euro gastado en Aste Nagusia se generan diez. Y fijémonos en que hoy Barakaldo trae en concierto a Macaco, una de las sensaciones del año.

Jokin Bildarratz, presidente de la Asociación de Municipios Vascos (Eudel), cuenta que muchos ayuntamientos están al borde de la quiebra. Su recaudación ha caído un 17%, la demanda de ayudas ha subido hasta un 50% y, para colmo, deben devolver un total de 253 millones de € a las haciendas forales debido al descenso de los ingresos. Por eso recortan gastos en fiestas, cultura y deportes.  Como solución, Bildarratz pide que el Gobierno vasco pague el 70% de ese dinero, y las diputaciones y consistorios el otro 30%.

¿Quién debe pagar las ayudas?

Eudel considera que el Gobierno vasco tiene que dar más dinero a los ayuntamientos porque tiene una «deuda histórica» con ellos. Según Jokin Bildarratz, los consistorios cubren competencias que son propias de diputaciones y Gobierno vasco. Por ejemplo, los ayuntamientos ponen dinero de sus fondos para las ayudas de emergencia social. Lo hacen, cuando esas prestaciones son cosa del Gobierno.

Precisamente por ello, pedirá en el Consejo Vasco de Finanzas un fondo común para devolver los citados 253 millones de euros.

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