Pues sí: además de atractivo, es buen actor. Eso se deduce de El lado bueno de las cosas, que se estrena en España el 25 de enero y donde Bradley Cooper encarna a un sufrido joven con trastorno bipolar, papel por el que opta al Oscar como mejor actor principal.

La película tiene ocho candidaturas al Oscar, pero solo usted y otros tres actores tienen la posibilidad de llevarse una estatuilla.

¡Sí! Robert de Niro, Jennifer Lawrence, Jacki Weaver y yo... ¡Suena bien! Gran parte del mérito es del director, David O. Russell: se preocupó fundamentalmente de encontrar y mostrar la verdad, y de que los actores hiciéramos lo mismo. Creo que es la primera vez, en 31 años, que cuatro actores de una misma película optan al Oscar, y creo que a todos nos pasó lo mismo: nos sentimos libres y pudimos olvidarnos de todo lo que no era el propio rodaje.

Su personaje es bipolar. ¿Qué sabe del tema?

Me enfrenté al papel igual que a mis otros trabajos: intentando convertirme en esa persona y olvidarme de mí mismo. Me inspiré en gente que me rodea, en el hijo del director, y visité instituciones mentales, pero también usé cosas de mi propia vida. El personaje me encanta: está lleno de potencial y riqueza, y espero que ayude a desestigmatizar a la gente que sufre de enfermedades mentales. No son distintos, no son otra categoría de personas... Hay demasiadas ideas preconcebidas al respecto, y espero que la película ayude a eliminarlas.

La película comienza con un tono dramático, pero acaba siendo una comedia optimista.

Desde el principio sabíamos que no queríamos endulzar la historia, y mi personaje se derrumba varias veces y vive momentos muy malos que queríamos mostrar al público. Respecto a su optimismo... No creo que sea la típica comedia feliz ni con el clásico final made in Hollywood. En cambio sí defiende que es importante sentirse comprendido, acompañado y querido.

La revista People lo consideró hace año y medio el hombre más sexy del mundo. ¿Cómo se vive con eso?

Pues... ¡No me disgusta! (risas). Aunque tampoco me lo tomo demasiado en serio. Me hace gracia, pero no me gusta mucho hablar de ese rollo. Es una anécdota, sin más.

¿Y los Oscar? Eso no le parecerá tan anecdótico...

Me gusta, porque El lado bueno de las cosas es una película complicada de encasillar. Como comedia rompemoldes, y eso es bueno: desencorseta muchas cosas que en Hollywood parecen establecidas. Podemos reírnos con alguien bipolar, pero también emocionarnos con él. En cuanto a los premios... Alucino. Que comparen mi actuación con las de Daniel Day Lewis, Hugh Jackman, Joaquin Phoenix y Denzel Washington... ¡Es increíble! Pero también me reconforta, porque me esforcé muchísimo con este papel y, aunque disfruté mucho, fue bastante duro.

Usted es de Filadelfia, en el este de Estados Unidos. ¿Cómo lleva ser una estrella de Hollywood?

¡No vivo en Hollywood, sigo viviendo en Filadelfia! El este y el oeste de Estados Unidos son muy distintos. En Los Ángeles es verano todo el año, y a mí me encanta el invierno, la primavera... La gente también es distinta. Creo que en el este somos menos cálidos, pero me gusta. Tengo suerte, en todo caso, de poder elegir.

¿Ganará el Oscar?

¡Seguro que sí! (risas). Estar allí ya es un premio, ¡y llevar a mi madre será maravilloso!

Estados Unidos es un país lleno de buenos actores jóvenes que sueñan con el estrellato. ¿Por qué lo ha conseguido usted?

Por suerte: he tenido mucha. Estoy muy contento de poder vivir de esto, porque mucha gente a la que he conocido, pese a tener muchísimo talento no tiene trabajo.

¿Y cómo lleva usted ese éxito?

Contento, sobre todo porque al ser famoso puedo contribuir a que el trabajo de otros se difunda. Tengo amigos con mucho talento, y el hecho de ser conocido puede permitirles mostrarlo. Eso es lo mejor del éxito: poder ayudar a la gente que quieres, facilitarles oportunidades.

¿Y las entrevistas? ¿Cómo lleva tener que recorrer medio mundo hablando de su trabajo?

¿No se me nota entusiasmado? (risas). No, en serio... Me encanta viajar, y ese es ya un motivo suficiente para que me guste. Además, me gusta la gente, hablar con vosotros, y esa es una buena cualidad para este negocio que, en el fondo, consiste en vender películas. No quiero hacer cine y vivir en una burbuja, sino que me gusta hablar de las cosas que hago, y espero que hacerlo ayude a que más espectadores conozcan nuestro trabajo y vayan a ver la película.

En la película corre y baila... ¿Lo hace también lejos de las cámaras, en su vida privada?

Correr, sí: desde muy pequeño me gusta correr. Me encantaba, en el rodaje, correr por la ciudad de noche y lloviendo. Respecto a bailar, Jennifer Lawrence y yo ensayamos toda una semana y creo que el resultado, dadas mis capacidades, es más que digno.