RAFAEL MATESANZ. DIRECTOR DE LA ORGANIZACIÓN NACIONAL DE TRASPLANTES
OPINIÓN

El mito del riñón robado

El doctor Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes.
El doctor Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes.
ONT
El doctor Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes.

Seguro que muchos de los que lean estas líneas habrán oído contar "de buena tinta", una historia sucedida a un conocido de un amigo o de un familiar, y ubicado en cualquier paraje de cualquier ciudad del mundo. Se trata del presunto rapto de una persona adulta, un hombre joven, que tras una noche de fiesta es drogado, pierde la conciencia y la recupera 24-48 horas después descubriéndose entonces que le falta un riñón. En las versiones más novelescas, encuentra además una nota en la que se le da instrucciones. Allí le explican que su riñón ha sido robado por una banda de ladrones de órganos y subastado al mejor postor, mientras una ambulancia viene de camino...

Personalmente he oído esta historia referida con pleno convencimiento por parte de las más variadas personas, en al menos 6 ciudades españolas. En otras ocasiones el escenario se traslada a Nueva York, Bangkok u otros destinos turísticos más o menos exóticos aunque los protagonistas suelen ser siempre naturales del país donde se cuenta la anécdota. Como curiosidad diré que en la comisión de Trasplantes del Consejo de Europa se comentó el asunto y sin excepción los representantes de todos los países miembros habían oído la historia referida por supuesto a su entorno. Curiosamente, uno de los mayores escándalos mediáticos registrados en España relacionados con el mundo del trasplante, se produjo en 1996 cuando una periodista brasileña recibió el mayor galardón del periodismo español, el Premio Juan Carlos I por una serie de artículos sobre el tráfico de órganos. En ellos se reproducían todos los tópicos al uso, y en especial uno, que luego se demostró sin base alguna en el que se describía el mito del riñón robado en un niño durante la visita con sus padres a un hipermercado de Río. Esta versión del niño se ha referido hasta la saciedad en lugares como Eurodisney y similares, aunque como en las otras versiones, nunca refrendada por prueba alguna.

Efectivamente, nadie ha llegado a ver nunca de primera mano a una de estas víctimas, jamás se ha puesto una denuncia, lo que sin duda es una pena porque habría sido muy fácil verificar una extirpación reciente de un riñón y no muy complicado seguir la pista del mismo porque obviamente en algún hospital se habrá tenido que trasplantar y el receptor pasar el postoperatorio. Tampoco se explica muy bien por qué una vez dormido y raptado sólo se le extirpa un riñón y no los dos, ni por qué se le deja en libertad al día siguiente tras una milagrosa recuperación de menos de 24 horas para poner así en peligro toda la trama con la más que previsible denuncia a la policía.

Como se comprenderá han sido bastantes los periodistas en todo el mundo que han efectuado una labor detectivesca en pos de estos bulos sin encontrar nunca el menor indicio de que se haya podido cometer tal acto. El mito del riñón robado puede considerarse como prototipo de leyenda urbana: algo que nadie ha visto pero que mucha gente da como cierto.

Lamentablemente, y dejando aparte la inexistencia de pruebas de que se haya producido nunca, la mayor garantía de que este tipo de cosas no tienen lugar es el hecho de que la compraventa de riñones, a veces por precios irrisorios, constituye un hecho generalizado en países pobres, lo que torna irrentables estas prácticas criminales para las distintas mafias que viven de lo prohibido. La OMS reconoce que entre un 5 y un 10% de los trasplantes de órganos que se hacen en el mundo (entre 6.000 y 12.000 al año), se efectúan bajo alguna forma de comercialización: el turismo de trasplantes o el tráfico de órganos. Es precisamente el escaso valor que se da a la vida humana en gran parte del planeta lo que torna ridículas estas historias policíacas.

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