El fiscal general del Estado no ha encontrado ningún reproche en la hoja de servicio de su fiscal jefe anticorrupción, Manuel Moix -favorito de corruptos y con sociedad en Panamá-, de modo que ayer se mostró desolado al no haberle convencido de que permaneciese en su cargo. Caben dos posibilidades: o Maza es un cínico o lamenta sinceramente que la dimisión de Moix le deje a él en primera línea de fuego. Sea lo uno o lo otro, ayer echó gasolina al incendio.
OPINIÓN02.06.2017 - 06:42h
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