IRENE LOZANO. ESCRITORA
OPINIÓN

Carta a una conductora madrileña

Periodista, escritora y política.
Periodista, escritora y política.
JORGE PARÍS
Periodista, escritora y política.

Querida madrileña.

Ayer te tocó no coger el coche, porque tu matrícula termina en número par. El azar quiso que fueras pionera en la experiencia de desplazarse en una ciudad cuyo parque automovilístico privado se quedó prácticamente en la mitad. Pioneros en España, porque la limitación al tráfico se ha puesto en práctica en muchas ciudades del mundo. Lo habías pensado muchas veces, en alguno de esos agostos que te ha tocado trabajar: qué bien se viviría en Madrid con la mitad de coches, si no fuera por este calor. Pues ayer lo probaste: un día frío con la mitad de coches. Así que te tocaba aprender cómo se va a trabajar en transporte público.

Cogiste el autobús y te diste cuenta de que también circulan mejor cuando no hay atascos. Quizá tardaras un poco más, pero lo aceptaste con resignación, y por momentos hasta sentiste una pequeña satisfacción. Te dio la impresión de que se respiraba mejor -una sugestión, sin duda-, pero cuando a media mañana el Ayuntamiento anunció que hoy podrían volver a circular todos los coches, hasta te sentiste orgullosa de tu pequeña contribución. ¿Cuánto tiempo hacía que los madrileños no nos poníamos todos juntos a cuidar de aquello que compartimos? El aire que respiramos no se puede compartimentar, así que o lo mantenemos limpio entre todos o nos intoxicamos.

Por la tarde, hasta te animaste a volver a casa en bici. Por desgracia, no quedaba ninguna en tu estación de BiciMad, pero pensaste que, si el Ayuntamiento se decidiera a apostar seriamente por ella, y fuera un medio de transporte más seguro, quizá muchos días te animarías. Esto no va de conductores contra ciclistas, o peatones contra coches: todos podemos ser todo, dependiendo de los días. Esto va de hacer nuestra ciudad más respirable. Solías ver en tu coche también un símbolo de estatus, como la mayoría, pero ayer por la tarde, esperando el bus ya de vuelta a casa, te sentías extraña bajo la marquesina. Extraña pero no desgraciada, sino solidaria, consciente de tus obligaciones cívicas. Pasó un coche de matrícula par y hasta te diste el lujo de mirarle con reprobación.

A quienes piensan que una ciudad es una suma de individuos que pelean cada uno por lo suyo, ayer les diste una lección de convivencia. Sufriste tus incomodidades para mejorar lo de todos. Y los madrileños de Madrid o de cualquier otro sitio te lo agradecemos. Estuviste a la altura. Con un par. El número, quiero decir.

Tienes todo mi respeto. Irene Lozano

Mostrar comentarios

Códigos Descuento