CARLOS G.MIRANDA. ESCRITOR
OPINIÓN

La crónica del treintañero: '¿Es difícil pasar una semana sin beber alcohol?'

Carlos G. Miranda, colaborador de 20minutos.
Carlos G. Miranda, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Carlos G. Miranda, colaborador de 20minutos.

Domingo, hora del aperitivo. Mientras comparto un vermú con unos amigos, hablamos de otro al que hace tiempo que no veo. Me entero de que tiene problemas con la bebida y ha decidido alejarse de la vida social. En España tocamos a un bar por cada diez habitantes, está normalizado agarrarse una cogorza de vez en cuando y todo lo celebramos bebiendo, así que se le hacía difícil dejar de beber sin encerrarse en una burbuja hasta superar el deseo. Algunos de los del grupo creían que no era necesario ser tan drástico para conseguirlo, así que para salir de dudas me ofrecí como voluntario para comprobarlo pasando una semana sin alcohol. Supuse que no me supondría un gran problema; hace tiempo que las resacas me dan pereza y las noches de copas son escasas, aunque sí voy de cañas de vez en cuando. Mi consumo es sobre todo social, pero cuando me propuse no beber durante una semana no fue tan fácil.

El lunes no esperaba tener un encontronazo con el alcohol. El único plan que tenía lejos del ordenador era una comida de trabajo, pero mi acompañante en la mesa pidió una copa de Ribera. Estuve a punto de olvidar mi  abstinencia; lo lógico habría sido buscar la complicidad y compartir bebida podría haberme hecho subir puntos. Me sorprendí a ratos más pendiente de su copa que de la conversación, supongo que por el efecto de la prohibición. Si realmente hubiera tenido un problema con el alcohol, la ansiedad me habría puesto muy difícil la reunión.

El martes me encontré con una nueva oferta para beber con los compañeros de inglés, cuando nos juntamos en un bar después de la clase. Cambié mi habitual doble por una Fanta y llegaron las preguntas: ¿Cómo es que no bebes? ¿Estás malo? En una salida en grupo lo normal es beber y si no lo haces te toca dar explicaciones.

Aunque cuando realmente parece una condición es en una cita, como la que tuve el miércoles. Habíamos quedado en una coctelería y no cambié el plan por miedo a lo que pudiera pensar. Cuando se pidió un Dry Martini y yo una botella de agua, se hizo justo la idea que temía: que tenía un problema con el alcohol. No hubo mucha química, pero me quedó la duda de si fue por la poca que nos llevábamos a las labios. La cita acabó con un "ya hablaremos si eso" y un pensamiento en mi cabeza: ligar sin alcohol es jodidísimo.

El jueves quedé a ultima hora con unos amigos para jugar al pádel, así que había cero riesgo, pero resultó que la pareja que perdiese pagaba las cañas. Hasta hacer deporte puede estar asociado a beber. El viernes decidí quedarme en casa para ver si realmente lo de encerrarse en la burbuja era la única solución. Me puse a ver una serie y caí en la cuenta de que los tercios de cerveza rulaban de una secuencia a otra. Probé con otras series y también me encontré con personajes que bebían, ya fuera para resaltar su alegría o tristeza.

En la comida familiar del sábado había una botella de tinto sobre la mesa. Además, el pollo asado estaba bañado en whisky y para acompañar el café sirvieron pasteles borrachos. De veras que somos una de esas familias que apenas beben. Pero el verdadero campo de minas de alcohol lo recorrí por la noche, cuando fui a la fiesta de cumpleaños de un amigo. Entre los más de veinte invitados, sólo encontré a dos que no estuvieran bebiendo: uno que vivía lejos y tenía que coger el coche y una chica que estaba embarazada. Después de la fiesta fuimos a una discoteca en la que me dijeron que tenía que pagar diez euros, el precio de la copa, a pesar de que pedí un refresco. No beber sale carísimo.

El único día de la semana que no me encontré con alcohol fue el domingo, cuando me encerré en la burbuja para escribir esta crónica. Tomé conciencia de todas las oportunidades para beber que había tenido y en cuántas de ellas me había sentido fuera de la sociedad por no hacerlo. Un problema con el alcohol es una mezcla de muchas cosas y la sociedad es sólo una parte de él que no afecta a todos por igual, pero si realmente lo hubiera tenido quizás no habría superado la prueba.

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