La catarata, que se puede divisar a un kilómetro de distancia y se ubica en el corazón de Chachapoyas, a unos 700 kilómetros al noreste de Lima, ha sido bautizada como Gocta, nombre de la población más cercana.
Según el diario El Comercio, los lugareños temen ser objeto de la maldición de una hermosa sirena con rubios cabellos que vive entre sus aguas. El
Otra de las leyendas que causó que hasta ahora ningún poblador disfrutara de la belleza de la catarata se basa en la desaparición del lugareño Juan Mendoza, de quien se dice que quedó misteriosamente encantado en una de las rocas gigantes que hay detrás de la catarata.
El descubrimiento de la catarata, en la provincia de Chachapoyas, del departamento de Amazonas, se convierte en un atractivo turístico que se suma a la fortaleza prehispánica de Kuelap.
Estos restos arqueológicos son considerados la prueba de la destreza de los antiguos Chachapoyas, un pueblo que habitó entre los años 1000 y 1400 de nuestra era sin ser conquistado por los incas. Para llegar a la catarata de Gocta se debe atravesar la localidad de Cocachimbo por caminos sin asfaltar, por lo que las autoridades de Amazonas esperan el apoyo del Gobierno para crear un enclave turístico que permita el fácil acceso a la zona.
La intención es que el área que rodea a la catarata se convierta en una reserva natural, por las valiosas especies de flora y fauna que cobija.
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