Por una vez, la moda prescinde del espectáculo y se acerca al mundo terrenal, a las necesidades del común de los mortales que, día a día, se enfrenta a su armario en lo más frío del otoño/invierno. Lo artificioso y las prendas-joya ceden terreno a lo cotidiano, lo esencial, no por falta de creatividad, sino por un bienvenido sentido de lo práctico. La sobriedad y la austeridad sin renunciar a la elegancia imperan en esta 43 edición de Cibeles Madrid Fashion Week, que adelanta lo que veremos en tienda tras el verano. El domingo, en su tercera jornada, se confirmó esta tendencia:
Kina Fernández
Cortes favorecedores y femeninos como pantalones de cintura alta, faldas a la rodilla, maxi-jerséis en lana y vestidos que enmarcan la silueta –especialmente la cintura– fueron su leit motiv. La diseñadora gallega consiguió, empleando contrastes extremos en los volúmenes, un perfecto equilibrio entre un vanguardismo elegante y la comodidad. Como contrapunto cromático a los tonos invernales, el rojo intenso.
David Delfín
Una embarazada Bimba Bosé encabezó la puesta en escena del malagueño, cuyas creaciones de inspiración masculina también han ganado en anchura respecto a otras colecciones. Con la excusa del síndrome de diógenes y una montaña de ropa por escenario, David jugó con la superposición de prendas de estilo retro-futurista en tonos beige, negro y gris y azul y verde intenso. No se perdieron detalle de ello Alaska y su marido, Mario Vaquerizo, Eva Hache, Bibiana Fernández, Loles León y Miguel Bosé.
Javier Larraínzar
Comodidad y calidez se unieron en una de sus prendas más aplaudidas: la capa de lana, que recupera los cuadros escoceses, también presentes en conjuntos de chaqueta y falda de vuelo. No pierde la funcionalidad ni siquiera en sus vestidos de seda estampada.
Ailanto
Los hermanos Iñaki y Aitor Muñoz apostaron por prendas amplias y cómodas, de corte rústico pero con un punto chic, superponiendo chalecos, abrigos y camisas, y faldas sobre faldones. A los estampados vegetales se unen en prendas de punto los clásicos dibujos invernales (jacquard), sacados de las fotografías que el francés Jacques Henri Lartigue realizó en los Alpes en los años veinte. En su paleta incluye el gris ahumado, el negro, el avellana, los rosados y los anaranjados.
Juanjo Oliva
Las líneas rectas de vestidos, camisas, faldas, y pantalones con pinzas conviven en su colección en perfecta armonía con otras piezas más suntuosas y con volumen, gracias a plisados y drapeados. Los colores mostaza, morado y rojo se cuelan en el dominio del blanco y el negro. También apuesta por la superposición de prendas.
Ana Locking
La creadora toledana añadió un toque de sofisticación con hombros marcados, faldas por la rodilla o hasta los tobillos, pantalones rectos y un dominio general de las líneas geométricas y los dibujos para realzar la figura. A diferencia de algunos de sus compañeros de Cibeles, reduce el uso del negro en pro de un intenso abanico cromático que bascula entre el nude y el gris, el rojo, el cámel, el mostaza, el azul ‘azafata’ y el beige. El contraste fue su seña de identidad.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios