Después de que el Gobierno italiano decretara este sábado el "Estado de emergencia humanitario" por el éxodo masivo que se está produciendo en Túnez tras las revueltas populares, los desembarcos continuaron en la isla mediterránea de Lampedusa con la llegada de doce barcazas desde la pasada medianoche.

Los 977 inmigrantes procedentes del norte de África (en su mayoría tunecinos), se suman a los más de 4.000 indocumentados que han desembarcado en los últimos días, informaron fuentes de la Guardia Costera.

Una de las precarias embarcaciones que fue interceptada la noche del sábado al domingo en el mar por las autoridades italianas cuando viajaba a Lampedusa acabó hundiéndose justo después de que agentes de la Guardia Costera consiguieran rescatar a sus 107 ocupantes, entre ellos tres mujeres.

Según la Policía local, en la pequeña isla mediterránea hay en este momento 2.134 indocumentados: unos 700 se agolpan en el muelle Favaloro, próximo al aeropuerto de Lampedusa, y el resto aguardan en un campo de fútbol a que puedan ser llevados a los centros de primera acogida de otras localidades italianas.

El ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Franco Frattini, teme que si al actual éxodo de tunecinos tras las revueltas populares se une el de los egipcios, pueda repetirse una crisis como la de 1997 con los refugiados llegados de Albania a las costas italianas.

En una entrevista que publica este domingo el Corriere della Sera, Frattini recuerda cómo la revuelta popular en Albania, que estalló en enero de 1997 tras una quiebra bancaria que dejó en la ruina a decenas de miles de personas, motivó un éxodo masivo de albaneses.

"De Albania llegaron 15.000 personas en una semana y la emergencia se resolvió con una patrulla italiana en aguas albanesas. El Gobierno de Tirana aceptó nuestra ayuda y el flujo migratorio terminó", dice Frattini.

"Por ello espero que las autoridades tunecinas acepten el modelo de Albania, porque cuando los traficantes de personas ven las patrullas a una milla de la costa, no dejan salir las barcazas", subraya.

Casi simultáneamente a la llegada de las barcazas, las autoridades italianas intentan trasladar por barco o avión a los indocumentados que ya estaban en la isla a centros de acogida de otros puntos de Italia, dado que el de Lampedusa, con capacidad para al menos 800 personas, permanece aún cerrado.

"Apreciamos que los inmigrantes hayan sido acogidos en territorio italiano y esperamos que siga siendo así, pero, a la vez, sorprende que, en tal situación de emergencia, un centro preparado para acoger miles de inmigrantes como el de Lampedusa no esté disponible", dice Laurens Jolles, representante regional de ACNUR.

"Hace falta recibirlos, asistirlos, acogerlos. Si el mejor modo de hacerlo es declarando el Estado de emergencia, bienvenido sea", añade el miembro del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en una entrevista que publica este domingo el diario La Repubblica.

Para abordar la situación, el delegado del Gobierno en Palermo (Sicilia), Giuseppe Caruso, nombrado este sábado comisario extraordinario para la emergencia humanitaria por el Ejecutivo, convocó para este domingo una reunión en la capital siciliana con representantes de las fuerzas del orden y de la Protección Civil.

Este auténtico asedio de indocumentados llevó este viernes al Gobierno italiano a solicitar, en un comunicado oficial, la convocatoria urgente de un Consejo Europeo de Justicia e Interior para abordar el asunto, "a la luz de los acontecimientos en Túnez y en el Mar Mediterráneo".

"Italia pide el despliegue inmediato de una misión FRONTEX para las actividades de patrulla e interceptación en la zona de las costas de Túnez para el control de los flujos" migratorios, rezaba la nota.

"Pedimos que haya una respuesta inmediata por parte de la UE a la nueva situación creada, a la que Italia no puede hacer frente sola y que es de interés para Europa entera gestionar de manera eficaz y oportuna", concluye.

Las autoridades italianas atribuyen el aumento del flujo de inmigrantes hacia sus costas a la incierta situación que se vive en algunos países del norte de África por las revueltas populares contra sus regímenes políticos, así como al buen tiempo reinante en el canal de Sicilia.