Mubarak se niega a dimitir para "evitar el caos" mientras la violencia se propaga por Egipto

Manifestantes lanzan piedras durante los enfrentamientos en la plaza Tahrir de El Cairo. El caos sigue reinando en la capital egipcia, donde se han registrado varias muertes por los choques entre seguidores y opositores al régimen del presidente egipcio Hosni Mubarak.
Manifestantes lanzan piedras durante los enfrentamientos en la plaza Tahrir de El Cairo. El caos sigue reinando en la capital egipcia, donde se han registrado varias muertes por los choques entre seguidores y opositores al régimen del presidente egipcio Hosni Mubarak.
FELIPE TRUEBA / EFE
Manifestantes lanzan piedras durante los enfrentamientos en la plaza Tahrir de El Cairo. El caos sigue reinando en la capital egipcia, donde se han registrado varias muertes por los choques entre seguidores y opositores al régimen del presidente egipcio Hosni Mubarak.

El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, está cansado de su cargo y le gustaría dimitir, pero que no puede hacerlo: "Si dimito ahora, habrá caos". Así lo ha asegurado Mubarak este jueves en una entrevista concedida a la cadena estadounidense ABC, donde ha reconocido su hartazgo y ha dicho que está "triste" por los graves disturbios ocurridos en la plaza Tahrir de El Cairo, que este jueves se han propagado por diferentes barrios de la ciudad y en los que, según el ministerio de Sanidad egipcio, han perdido la vida al menos 13 personas y otras 1.500 han resultado heridas. Los tiroteos, agresiones con arma blanca y atropellos por vehículos incontrolados han sido una constante esta jornada en la capital egipcia. Mientras, El Cairo se prepara para albergar "el viernes de la partida", una iniciativa convocada por el Movimiento 6 de Abril en la que los manifestantes se dirigirán al palacio presidencial para exigir la marcha de Mubarak.

"No quiero ver a los egipcios luchando entre sí", ha subrayado Mubarak. En este sentido, el veterano mandatario ha dicho que no le importa lo que la gente diga de él. "En estos momentos, sólo me preocupo por mi país. Me preocupo por Egipto", ha señalado Mubarak, que permanece junto a su familia en el palacio presidencial y bajo fuerte custodia militar. Pese a las disputas de los últimos días, el presidente egipcio transmitió a su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama, durante una reciente conversación que "no podía entender la cultura egipcia y lo que ocurriría" si dimite.

Mubarak ha reiterado que no se ha planteado huir del país, ni antes ni ahora, y que morirá en suelo egipcio. Ha insistido en que no se presentará a las próximas elecciones y ha aclarado que "nunca" pretendió que su hijo Gamal fuese su sucesor.

Pero la violencia continuaba en las calles de El Cairo mientras Mubarak hablaba con la prensa. El caos y la anarquía se adueñaron de las calles, especialmente tras la entrada del toque de queda a las 17.00 hora local (16.00 hora peninsular española), con altercados protagonizados sobre todo por los conocidos como 'baltaguiya' (matones) y partidarios de Mubarak. Grupos de defensores del régimen rodearon el hotel Ramsés Hilton, en el centro de El Cairo, en busca de los corresponsales extranjeros que se alojan allí, según varios testigos presenciales, que relataron cómo los empleados del hotel levantaron barricadas improvisadas en la recepción para evitar la entrada de los exaltados.

La plaza cairota de Tahrir, epicentro de las protestas, recuperó por la tarde una relativa tranquilidad, con las barreras que levantaron miles de manifestantes pro democracia para defenderse de las agresiones de los partidarios de Mubarak, y con los frágiles cordones de seguridad establecidos por militares en tanques. En los peores momentos de la refriega, los soldados dispararon al aire para tratar de contener y dispersar a los manifestantes en la plaza Abdel Menem Riad, junto a la de Tahrir.

Los detractores de Mubarak que continúan en el centro de El Cairo se mostraban furiosos por el desamparo al que les ha sometido el Ejército, con su inacción, y la policía, que ha desaparecido de la ciudad salvo en misiones de tráfico y tareas administrativas. "Llegaron sólo para matar a nuestra gente", dijo el médico Abdel Rahman, que atiende un improvisado puesto médico montado con sillas, alfombras y bolsas de plástico, cerca de una barricada de defensa. En los barrios al norte del centro de la ciudad, los vándalos detuvieron vehículos para registrarlos y en algunos casos sacaron a sus ocupantes para propinarles palizas o llevarles a comisarías, señaló una testigo presencial.

Prohibido salir del país

La Fiscalía General emitió un comunicado en el que se anunciaba la prohibición de salir del país y congelar sus cuentas bancarias a algunas de las más destacadas figuras del régimen, como quien fuera ministro del Interior hasta la remodelación gubernamental del pasado sábado, Habib el Adli. Asimismo, también fueron objeto de estas órdenes el magnate y ex dirigente del gubernamental Partido Nacional Democrático (PND) Ahmed Ezz, o el ex ministro Turismo Mohamed Zuhair Garana y el también ex ministro de Vivienda Ahmed El Magrebi, además de otros responsables de instituciones del Estado, según la agencia oficial Mena.

Por su parte, el vicepresidente del país, Omar Suleimán, anunció en declaraciones a la televisión estatal que el hijo del presidente, Gamal Mubarak, no se presentará a las próximas elecciones presidenciales de septiembre, a las que tampoco concurrirá su padre. Mientras, la oferta de diálogo que lanzó el gobierno fue rechazada en bloque por las fuerzas políticas opositoras, que alegaron que, tras el baño de sangre de la pasada noche, no cabe ninguna negociación hasta que los culpables sean castigados.

El líder del partido Ghad, Ayman Nur, ha asegurado que las informaciones respecto al supuesto comienzo de las negociaciones son "falsas" y que los partidos pro democracia no han "participado en un diálogo". "La sangre todavía está derramada en el suelo de la plaza Tahrir", añadió. Mientras, el guía espiritual de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badia, confirmó en un comunicado que su grupo rechaza negociar con "cualquier símbolo o dirigente del actual régimen gobernante, de acuerdo con la voluntad del pueblo, que anunció la ilegitimidad de este régimen".

Por su parte, la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, ha urgido al Gobierno egipcio a iniciar "inmediatamente" un diálogo serio con miembros de la oposición con el fin de impulsar una transición pacífica y ordenada. "Urjo al Gobierno y a una representación amplia y creíble de la oposición, de la sociedad civil y de facciones políticas a comenzar inmediatamente negociaciones serias sobre una transición pacífica y ordenada", señaló en declaraciones a la prensa.

"Los egipcios esperan un proceso significativo que arroje cambios concretos", insistió tras referirse a las palabras del vicepresidente egipcio, Omar Suléiman, quien, dijo, abogó por elecciones "libres y justas", afirmó Clinton.

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