El Gobierno de Navarra ha aprobado un acuerdo por el que se declara urgente, a efectos de expropiación forzosa, la ocupación de los bienes y derechos afectados por el desarrollo de dos depuradoras en el municipio de Areso.

En concreto, una de las depuradoras se destina a tratar las aguas residuales del núcleo urbano, con 282 habitantes censados, y otra a tratar las aguas residuales del polígono industrial cuya carga contaminante equivale a otros 300 habitantes.

El presupuesto para construir la depuradora del polígono es de 456.956 euros, que corren totalmente a cargo del promotor, en este caso el propio ayuntamiento, y el plazo de ejecución de las obras es de seis meses. En la actualidad NILSA está redactando el proyecto.

En el caso de la localidad, el plazo de ejecución de obras se amplía hasta los diez meses y se iniciará una vez se superen los trámites de promoción del proyecto y la fase de expropiaciones.

El presupuesto en este caso asciende a 765.581 euros, el 80 por ciento está financiado con fondos procedentes del departamento de Administración Local del Gobierno de Navarra, a través de los planes de infraestructuras locales, y el 20 por ciento restante a través del canon de saneamiento, que pagan todos los navarros en el recibo del agua y que gestiona la empresa pública NILSA.

Hasta la construcción de ambas infraestructuras, Areso disponía de un tratamiento primario a través de una fosa para el polígono, mientras que el resto del agua residual se vierte directamente a la red de pluviales que iba a dar a la regata Astomela.

Con la construcción de la depuradora, este caudal se conducirá a través de un emisario de 377 metros hasta la instalación, que cuenta con un tanque Imhoff primario, un lecho bacteriano con relleno pétreo, un decantador secundario y un humedal artificial como fase última para el tratamiento del agua. Estos elementos son los propios de las depuradoras convencionales de Navarra, si bien se ha eliminado el bombeo de entrada, ya que no se ha considerado necesario.

El tanque Imhoff está dividido en dos zonas, una de ellas para la decantación de los materiales sólidos, y otra, la inferior, dedicada al almacenamiento y digestión de los lodos procedentes de las zonas de decantación.

El lecho bacteriano es un gran cilindro de hormigón, de 442 metros cúbicos de capacidad, dentro del cual se asienta el relleno de piedras por las que pasará el agua residual y en las que crecerán las bacterias que se alimentan de la carga contaminante que lleva el agua, depurándola.

Finalmente, las lagunas que conforman el humedal artificial sirven como tercera etapa de tratamiento del agua y también como tanque de retención de la misma durante una emergencia. Su profundidad es de 30 centímetros y la superficie total que ocupan son 105 metros cuadrados.

Por otra parte, la depuradora correspondiente al polígono industrial recibirá agua a través de dos emisarios, uno que llegará desde la zona oeste del polígono, de 137 metros de longitud, y otro que recoge la zona este, de 75 metros de longitud. La solución adoptada es también un sistema de lecho bacteriano con humedales finales, de 30 centímetros de profundidad y 220 metros cuadrados de extensión.