Los madrileños respiran un exceso de dióxido de nitrógeno NO2 (cuya fuente principal son las emisiones de los automóviles) y partículas en suspensión. En 2005, según un estudio de Ecologistas en Acción, la capital superó, por quinto año consecutivo, los límites de la legislación europea en esta materia.

Según datos ofrecidos ayer por el Ayuntamiento de Madrid durante la presentación de su plan para mejorar la calidad del aire, en esta ciudad se producen al año 29.338 toneladas de dióxido de nitrógeno, el 77% del cual se debe al transporte en carretera.Los coches también generan 3.821 toneladas de partículas en suspensión. Esta alta concentración provoca la aparición y agravamiento de enfermedades respiratorias, vasculares y cánceres.

El plan de Madrid para limpiar el aire, con 500 millones de presupuesto, incluye, entre otras cosas, restricciones al tráfico en el acceso al centro desde 2008.

A partir de esa fecha no podrán circular por la almendra central (interior de los paseos de Recoletos, Prado y Pintor Rosales y las calles Bailén, Ferraz, Marqués de Urquijo, Alberto Aguilera y Génova) los vehículos de más de 13 años cuyo motor no esté adaptado a la norma europea.

Y en 2010 tampoco podrán hacerlo los coches de más de seis años que la incumplan. Los coches nuevos y los acondicionados tendrán un sello verde que les autorizará a acceder al centro.

Una masa de aire africano

La previsible entrada de una masa de aire africano complicará la ya de por sí mala salud del aire de la capital. Los niveles de contaminación se dispararán en muchos puntos por el aumento de las partículas en suspensión.

Al tratarse de polvo de origen natural las partículas no revisten demasiado riesgo para la salud, aunque el Ayuntamiento recomienda que las personas con problemas respiratorios y los ciudadanos en general eviten actividades que supongan un esfuerzo al aire libre.

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