Atención, conductor: también los sapos cruzan el campus

El pasado año fueron atropellados 466 al intentar llegar a la laguna. Una barrera de 160 metros intenta que no crucen.
La barrera y las trampas intentan evitar que los sapos crucen.
La barrera y las trampas intentan evitar que los sapos crucen.
OMA
La barrera y las trampas intentan evitar que los sapos crucen.
Si el chiste del pollo que cruzó la carretera se hiciese con sapos en el campus de la Universidad de Vigo, no tendría final. Ni gracia. La Dirección General de Tráfico nunca los incluirá en sus campañas, pero 466 sapos  han muerto atropellados por los coches en As Lagoas-Marcosende en el último año.

Cada año, cientos de sapos procedentes de los montes cercanos tienen que cruzar la circunvalación para llegar a la laguna de la Facultad de Filología y Traducción. Las épocas más peligrosas son los meses de febrero y marzo, cuando buscan el agua para reproducirse, y los de mayo y junio, cuando los juveniles se dispersan.

La Oficina de Medio Ambiente (OMA) de la universidad intenta parar la sangría con la instalación de 160 metros de barrera para impedir que los batracios lleguen a la laguna. A lo largo de ella se han instalado trece trampas para recoger a los animales.

El pasado año cayeron en ellas 222 sapos, que fueron luego llevados a la laguna por los técnicos de la OMA. Más problemas dan las crías que salen de ella: en 2005 se recogieron 17.380 a mano y se devolvieron al agua.

Guerra de trincheras

«Es una guerra de trincheras», explica el director de la OMA, Ignacio Munilla. Si los sapos cruzan de uno en uno, el riesgo de ser atropellados aumenta. Si lo hacen en grupo, las posibilidades de que alguno alcance su meta son mayores. La densidad de las migraciones varía según el año sea más cálido o más frío, con el consiguiente ‘efecto campo de batalla’.

El año pasado fueron 466 los adultos atropellados en su intento de llegar a la

laguna. En 2004 y 2003 se contabilizaron 124 y 195 muertes, respectivamente. El año negro fue 2002, cuando 634 sapos se dejaron la vida en la circunvalación del campus.

Una reserva en el campus

Construir una ciudad universitaria en un monte tiene también sus ventajas. En el campus de As Lagoas-Marcosende  conviven flora, fauna y estudiantes de todo tipo. Un estudio realizado por el profesor Antonio Palanca cifra en un centenar las especies de invertebrados en el campus: 69 tipos de aves diferentes, 20 de mamíferos, diez de reptiles y siete de anfibios. La flora está compuesta por centenares de especies. Más información en http://webs.uvigo.es/oma.

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