Miles de argentinos acongojados desfilaron por el Salón de los Patriotas Latinoamericanos de la Casa Rosada, sede del Gobierno, donde este jueves comenzó el velatorio del ex presidente Néstor Kirchner, con la presencia de su esposa, la jefa del Estado, Cristina Fernández.

La presidenta llegó arropada por sus hijos, Máximo y Florencia, alrededor de una hora después del inicio de la ceremonia, procedente de su residencia oficial de Olivos. Vestida con un traje negro, gafas oscuras y un bolso negro, Cristina se bajó con rapidez del vehículo oficial y entró en la Casa Rosada seguida de sus hijos.

La presidenta se mantuvo firme durante el velatorio y atenta a las demandas de los miles de simpatizantes que pasaron por la capilla ardiente instalada en la Casa Rosada. Repartió besos y abrazos, se tragó las lágrimas, ha sonreído y se llevó la mano al corazón más de una vez en señal de agradecimiento por las muestras de solidaridad de sus seguidores.

Imágenes de la televisión pública mostraron a Alicia Kirchner, ministra de Desarrollo Social y hermana del ex mandatario, junto a otros miembros del Gobierno, gobernadores y dirigentes gremiales y de organizaciones humanitarias acompañando al féretro. Aplausos y gritos de "Néstor, Néstor", "Néstor no se murió, Néstor vive en el pueblo" y "Vamos Cristina" rompieron el silencio de la sala tras la entrada de los primeros simpatizantes.

Se formó una larga fila en un flanco de la Plaza de Mayo, situada al frente de la sede gubernamental, histórico escenario de multitudinarias manifestaciones de todo tipo donde este jueves se acumularon flores y pancartas de condolencias a la mandataria y de homenaje a Kirchner, fallecido el miércoles, a los 60 años, a causa de un infarto.

Las autoridades habilitaron las dos puertas del frente de la Casa Rosada para el ingreso y salida de los ciudadanos, mientras que por una explanada del costado ingresarían los mandatarios y dirigentes que tenían previsto acudir a la ceremonia funeraria. 

El primero en llegar fue el mandatario boliviano, Evo Morales, quien se declaró "huérfano" por el fallecimiento de Kirchner, líder del Partido Justicialista (peronista) y secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). "Su pérdida me deja huérfano. Sus recomendaciones y sugerencias han sido muy importantes cuando asumí la presidencia. Él siempre me acompañó en los momentos difíciles de mi gobierno", subrayó.

Poco después, llegaba el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, promotor de la candidatura de Kirchner para la secretaría general de la Unasur, quien lamentó la muerte de "un extraordinario presidente y un queridísimo amigo". "Nuestro abrazo a su compañera de lucha, de sueños". "El mayor homenaje que le podemos hacer es ratificar nuestro compromiso de construir esa patria grande de América Latina que tanto soñó y por la que tanto luchó. Para ti, Néstor: hasta la victoria siempre", concluyó Correa.

"Como siempre lo ha hecho, espero que ( Cristina Fernández) tenga la fuerza para seguir liderando los destinos de Argentina", ha subrayado a su llegada el presidente de Chile, Sebastián Piñera, en un breve mensaje en el que se lamentó de la "gran pérdida" que ha sufrido Argentina y reiteró la "plena y total" solidaridad de Chile. "Tratamos de decirle al pueblo argentino que todos los uruguayos somos solidarios, más allá de cualquier matiz, cualquier opinión, como corresponde", ha subrayado por su parte el presidente de Uruguay, José Mújica.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, afirmó al llegar a Buenos Aires que "siempre" hizo "mucho caso" a los consejos de Kirchner, a quien calificó como uno de los "más grandes aliados y amigos".

En principio está previsto que el féretro de Kirchner sea trasladado el viernes al cementerio de su ciudad natal, Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz (sur), donde el ex mandatario fue gobernador entre 1999 y 2003, cuando accedió a la jefatura del Estado. Autoridades de Santa Cruz han apuntado también que el entierro podría tener lugar el sábado.

El ex presidente argentino (2003-2007) falleció este miércoles a causa de un infarto en la sureña localidad de El Calafate, unos 2.600 kilómetros al suroeste de Buenos Aires, donde descansaba junto con su esposa y sucesora en la Presidencia, Cristina Fernández.