Sudorosa, resbaladiza y, por supuesto, desnuda. ¿O no? En Machete, lo último de Robert Rodriguez, Jessica Alba aparece como Dios la trajo al mundo: sin mostrarlo todo, pero sí sugiriendo mucho. Pero, oh, decepción: acaba de desvelarse que se trata de un montaje digital. Lo que era una actriz tapada con un grueso braguero y casto sujetador se había transformado, por ordenador, en una diosa en cueros.
No será el último –ni el primero– fraude erótico-cinematográfico. Desde sus inicios, el Séptimo Arte ha desnudado a sus bellezas para atraer al público. Pero unas veces por vergüenza, otras por inseguridad o, simplemente, porque otros cuerpos quedaban mejor en la pantalla, más de una estrella ha sido sustituida sin que nos diésemos cuenta: lo que se dice darnos gato por liebre.
Piernas anónimas
Un ejemplo es paradigmático: el de Julia Roberts en Pretty Woman. El cuerpo de su personaje, Vivian Ward, no era del todo suyo: fue sustituido en las escenas más tórridas, e incluso en el cartel de la película, por los de Shelley Michelle y Donna Scoggins. La primera es una de las más célebres dobles de cuerpo de Hollywood (tanto que publicó un libro, Confesiones de una doble de cuerpo, en el que desvela cómo su esqueleto ha reemplazado al de Anne Archer, Kim Basinger, Sandra Bullock o Madonna). La segunda también ocupó el lugar de Lolita Davidovich en escenas de El escándalo Blaze.
Un poco más de carne
Jane Fonda en El regreso, Jennifer Aniston en Derailed, Michelle Pfeiffer en Stardust... Al final, casi resulta más difícil encontrar a actrices que no hayan recurrido nunca a una doble que lo contrario, pero las hay. Por ejemplo, Rachel Weisz, quien al estrenarse Ágora aseguró que nunca usaría este recurso para esconder su anatomía. Otra actriz de carácter, Kate Winslet, hizo lo mismo para su atrevido papel en El lector: se negó a eso y a perder peso, asegurando que de hacerlo "su personaje perdería credibilidad". Así que..., ¿qué debemos creernos a partir de ahora?
Ellos también necesitan ayuda
Sylvester Stallone o Harvey Keitel se han desnudado del todo ante la cámara, pero otros no han llegado a tanto. Tristán Ulloa, por ejemplo, lo hizo en Lucía y el sexo, pero después reconoció haber sido doblado "en una escena". También Willem Dafoe fue sustituido por un actor porno profesional en Anticristo. Las discusiones sobre la veracidad de determinados atributos alcanzaron a la publicidad en el caso de un anuncio de Eduardo Noriega, en el que, presuntamente, el actor se lanzaba al agua completamente desnudo enseñando trasero.
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