Mueren dos guardias civiles y su intérprete en un "atentado premeditado" en Afganistán

Imagen de archivo de la base española Qala i Naw (Afganistán).
Imagen de archivo de la base española Qala i Naw (Afganistán).
Emilio Naranjo / EFE
Imagen de archivo de la base española Qala i Naw (Afganistán).

Dos guardias civiles destinados en Afganistán -un capitán y un alférez- y su intérprete -iraní nacionalizado español, de 54 años- han fallecido este miércoles en un tiroteo en la base de Qala e Naw, en la provincia de Badghis, al noroeste de ese país, han informado fuentes del instituto armado. El autor de los disparos no trabajaba para los oficiales asesinados, como fuentes oficiales apuntaron en un primer momento, sino como conductor del capitán de la Policía Nacional afgana de esa ciudad.

Los fallecidos son el capitán José María Galera Córdoba, de 33 años de edad, nacido en Albacete, y su compañero, el alférez Leoncio Bravo Picayo, de 34 años y natural de A Coruña. Forman parte del Grupo de Acción Rural de la Guardia Civil, con base en Logroño, desplazado a Afganistán para tareas de formación de la Policía desde marzo. El traductor muerto, Ataollah Taefik Alili,  vivía en España desde hace más de treinta años y residía junto a su familia en la localidad de Cuarte de Huerva (Zaragoza). Desde hace unos meses se encontraba en Afganistán como intérprete contratado por el Ejército español y tenía previsto regresar a principios de septiembre.

El gobernador policial de la zona, Dilbar Jan Arman,  aseguró que "estaba todo planeado" y acusó a los insurgentes de haber orquestado tanto el tiroteo como la posterior manifestación que tuvo lugar en las calles de la capital provincial, Qala-i-Naw.

El ataque tuvo lugar al inicio de una clase de formación que la Guardia Civil impartía a la Policía afgana en la sede del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) que las tropas españolas tienen en la capital provincial, Qala-i-Naw.

El autor de los disparos, Ghulam Sakhi, acudió al cursillo del PRT y abrió fuego con un fusil de asalto a las 6.20 horas. Los agentes españoles presentes -nueve guardias civiles y un militar- abrieron fuego y mataron al "terrorista". Tras conocer la muerte de Sakhi, cientos de personas se manifestaron en las calles de la ciudad y, según testigos y fuentes oficiales, incendiaron viviendas, rompieron las ventanas de la oficina del gobernador y lanzaron proclamas contra las tropas extranjeras. Las tropas afganas y españolas "rechazaron varios intentos de asalto", según Rubalcaba. Según algunas fuentes, los soldados habrían disparado al aire.

Fuentes de la investigación han señalado que si bien las primeras informaciones recibidas desde Afganistán apuntaban a que el hombre que disparó a los guardias civiles era el conductor habitual de uno de ellos, el capitán José María Galera Córdoba, finalmente se ha comprobado que no es así.

Papel fundamental en el país

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha calificado los hechos como un "atentado terrorista premeditado". Los talibanes se han atribuido la autoría del ataque a través de un comunicado, aunque el ministro del interior español no ha querido pronunciarse sobre este extremo.

Rubalcaba ha resaltado el papel "fundamental" que desarrolla la Guardia Civil en la tarea de formar al Ejército y a la Policía de ese país para que cuando las fuerzas internacionales se retiren de la zona se pueda garantizar en Afganistán una vida libre a los ciudadanos.

Rubalcaba ha garantizado que los miembros de las fuerzas de seguridad españolas continuarán desarrollando esta labor.

El ministro ha asegurado que están gestionando la repatriación de los cuerpos con las familias para intentar tener los cuerpos en España este jueves.

Hay que recordar que las principales asociaciones de Guardias Civiles están en contra de que los guardias civiles y policías estén destinados en "zonas de guerra" como Afganistán. Las asociaciones ven bien su labor formativa a otras policías, pero deberían ser en otros lugares más seguros. Sin embargo, las asociaciones consultadas por 20minutos.es han preferido no entrar en la polémica y dar su apoyo a las familias y a los compañeros de los fallecidos.

Hasta el momento, 92 españoles han muerto en el transcurso de la misión desplegada en Afganistán desde el año 2002, si se incluyen los 62 fallecidos en el accidente de aviación del Yak-42.

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